Amotinamiento...

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El llamado a su puerta lo hizo abrir los ojos, sonrió cuando se encontró con el dulce semblante de su esposo, unos golpes más fuertes lo hicieron chistar, arreglándose un poco abrió la puerta para atender tan molesto ruido.

–Majestad, lamento mucho molestarlo, pero ha sido convocada una reunión de inmediata en el consejo–Resignado Aragorn acepto, cambiándose rápidamente y besando la frente de su amado siguió al mensajero.

–Majestad, estamos muy preocupados–Comento uno de los consejeros mientras el rey subía a su trono. Faramir lo saludo con un leve movimiento de cabeza.

–¿Qué es tan urgente como para convocar una reunión de emergencia? –

–Majestad hay rumores de un amotinamiento en Osguiriat, uno de los soldados que teníamos en la ciudad llego esta mañana con la noticia de la inconformidad de este lugar, no obedecen a nadie–

–Debe haber algún promotor de esta situación, no pudo simplemente salirse de control de la noche a la mañana–

–Eso mismo pensamos majestad –

–Prepara un batallón, no podemos permitir que la paz se vea irrumpida. –

–Mi señor, déjeme ir, le aseguro que descubriré lo que está ocurriendo y le daremos un fin–

–Confío en ti Faramir–

Esa misma tarde un grupo de soldados se alistaba para partir, ensillando sus caballos y envainando sus espadas, Haldir vea a su senescal vestirse para partir en la campaña, algo en él deseaba que Faramir no partiese, pero entendía su papel con senescal.

–Quita ese rostro Haldir, solo será un reconocimiento, no pelearemos– Beso la frente de su elfo– Regresare pronto–

–Más te vale humano– Y con un beso de despedida y la bendición de su rey, el batallón de Faramir marcho rumbo a Osguiriat.

**

Celeborn se sentía por alguna extraña razón tan bien, aquel aroma, como no iba a reconocerlo. Lentamente abrió los ojos, sintió un peso sobre su pecho y fue entonces cuando cualquier rastro de sueño se esfumo. Thranduil dormía plácidamente sobre él. No pudo evitar sonreír y acariciar aquel bello rostro. Aprecio como este se removía y los bellos ojos de su amado se encontraban con los propios. Sonrió aún más, no recordaba lo que había ocurrido anoche, pero agradecía lo que sea que haya pasado pues su elfo no rehuida de su toque.

–Buen día, Thranduil– El aludido se levantó quedando sentado sobre la cama, Celeborn imito la acción mientras sus manos atraían el rostro contrario hacia el depositando un beso sobre la frente contraria.

El monarca con un suspiro suave se dejó hacer, cerró los ojos sintiendo aquellas caricias y cuando sintió los labios del teleri no opuso resistencia, se dejó embriagar por aquella sensación e incluso correspondió con la misma intensidad. Una vez que se separaron se miraron a los ojos, Celeborn trataba de descubrir que había tras el cambio de actitud de su elfo y este perdiéndose en los del teleri.

–No sé qué haya sucedido anoche, pero sea lo que sea, no me cansare de repetirte que te amo Thranduil, solo te pido que tú también veas en tu interior, ¿Fueron tan pocas las cosas buenas que vivimos que no tienen peso alguno? Para mi es todo lo contrario y la balanza se inclina hacia lo bueno. Amado mio yo–

–Celeborn– Corto el monarca mientras descubría aquella parte del pecho con la cicatriz, el aludido sonrió mientras trababa de ocultarla.

–Esto... esto no es nada, solo marcas de guerra–

Mellon ninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora