Problemas de un embarazado

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Aragorn despertó al no sentir a su elfo, miro en todas direcciones, mas su lugar yacía tibio, salió de la tienda cual alma que lleva Sauron, el amanecer aún se ocultaba , los guardias dormían placidos sobre el suelo, todo se mostraba tan tranquilo que perturbo al rey, no había rastros de su elfo. Cogiendo una espada corrió internándose en el bosque, mas solo reinaba el silencio, siguió avanzando guiado por su instinto, pronto es sonido inconfundible del correr del agua atrajo su atención, cautelosamente avanzo entre la espesura del bosque ya ahí, en medio del rio, la belleza se alzaba. Parecía que todo el bosque se reunía alrededor del elfo y un singular brillo brotaba de él, entendió entonces el porqué del silencio en el bosque, todo se hallaba concentrado en el elfo.

­ ─ la costumbre de espiar no se te quita─ se sobresaltó al oir la voz del elfo.

─Eh... claro que no─ salió de entre la hierba─ solo me preocupe, porque no te vi en el campamento─ se excusó, no pudo evitar reír al sentir un deja bu.

─Ven aquí─ deshaciéndose de cuanta prenda poseía, Aragorn corrió al lado de su elfo, este sonrió mientras jugaban en el agua. Cuando el sol emitió sus primeros rayos, la pareja decidió salir del agua. Llegaron al campamento siendo rodeados inmediatamente por los guardias, guardando las cosas se dispusieron en regresar, fue un hermoso suspiro, mas ahora debían volver a su rutina. El galope de regreso fue calmo y ameno, el mal genio de Legolas había desaparecido lo que alegro al montaraz, al llegar Faramir los esperaba con una sonrisa, almorzaron juntos para después despedirse, pues los deberes llamaban al rey.

─prometo ir hoy a dormir a tu lado meleth─ beso la mano de su amado y se fue tras su senescal.

Legolas aunque no quisiera admitirlo se hallaba realmente cansado, con su pronunciado vientre de ya nueve meses el galope lo había cansado y la comida había sido la cereza que corono su cansancio, totalmente absorto en sus pensamientos se dirigió a su alcoba dispuesto a dormir, ignorando una figura que lo observaba .

**

─Asi que el elfo esta embarazado─ el ex consejero mostro una sonrisa de completa malicia─ eso que nacerá de ese ser es una nominación, el consejo ha perdido todo respeto ─

─El consejo no pone quejas, después de todo les dará un heredero─

─No mi querida, eso no puede nacer , traerá desgracias a este reino y yo no puedo hacer nada desde aqui─ la doncella se acercó aún mas a los barrotes, con miedo de que sus palabras fuesen escuchadas

─¿Qué desea que haga tio? ─ este sonrió victorioso

─La misión que te encomendare es arriesgada, pero nada que el reino no lo valga ─ la aludida asintió prestando excesiva atención ─ cabalgaras fuera de de Gondor, hacia las llanuras que quedan cruzando el Anduin al sur, preguntaras por Zummbul y cuando lo encuentres le daras esto ─ extendió u broche de oro ─ el sabrá que vas de parte mia y te entregara algo muy importante que deberás cuidar muy bien, nadie debe verte partir y menos regresar, lleva mucha comida que el viaje es largo─

─Entiendo ─

─Cuando lo tengas todo regresaras aquí que tu labor aun no acaba─ y obedeciendo cada palabra de su tío, la joven se preparó para su viaje, ajena a las intenciones de su familiar. ─

**

─¿Una carta? ─ por poco y Faramir deja caer al vacío su preciada carta al escuchar la cantarina y ligeramente burlona voz de su rey. ─ Oh ¿es de Haldir? ─

─Majestad, por favor─ mas las manos del aludido fueron más veloces arrebatándole dicha carta al abochornado senescal.

─Lamento no poder ir a tu lado, pero mi deber con mi reino me es algo que no puedo abandonar por más que me lo pidas, sin embargo no doy por expirado la opción de ir a─

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