. El inicio de la tormenta part 2- Disgustos

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Gondor estaba conmocionado, el rumor se había esparcido hasta las mismísimas entrañas del reino. ¡El Rey se iba a casar con un elfo! ¡un elfo! Un ser de otra especie y encima varón.

Los consejeros habían intentado hablar con el Rey, mas este ignoraba toda queja y reclamo, ahora lo primordial era la salud de su amado elfo. No había pasado ni un día y era asombrosa la velocidad en como corría las noticias, no faltaría poco para que la noticia se extienda más allá de tierras gondorianas.

Entro a su alcoba, su elfo parecía no querer despertar y eso preocupaba al mortal, pero por un lado estaba feliz de que las heridas superficiales no hayan sido severas. Sentándose con cuidado beso la frente del ser de luz.


─Aragorn...─ el elfo abrió con sosiego sus orbes. Tan despacio que la ansiedad de verse reflejados en ellos era tan notoria en el humano.

─Legolas!, amor mío, no sabes la alegría de escuchar tu v

oz─ beso la frente, los pómulos, hasta llegar a los labios contrarios, un suave y delicado beso, uno que buscaba transmitir los sentimientos del humano. El elfo se dejó hacer cerrando los ojos, sintiendo cada sentimiento de su amado. ─ no sabes cuan preocupado estaba, pensé lo peor, pero créeme que no dejare que este acto quede sin castigo, mereces justicia y─ fue callado por un beso


─no, no Aragorn, no vale la pena─


─pero debo de hacerlo, ¿no te das cuenta del peligro que correrías si no demuestro que eres importante y valioso para mí? ─


─yo sabía a lo que me arriesgaba al quedarme más tiempo del que debería en esta tierra, son seres humanos, todos cometemos errores, Aragorn, tu gente no está acostumbrada a una presencia intrusa, créeme que se lo que piensan, pero nada de eso me amedrentara, te amo y es por eso que hoy sigo aquí─


─ a veces puedes llegar a ser demasiado bondadoso ─


─no deseo que tengas disputas con tu reino, no más de las que ya tienes ─ El humano sonrió ladino, el elfo arqueo una ceja ante esto gesto.


─creo que ya deberías dejar de preocuparte por ello─


─ ¿Qué quieres decir? ─


─he anunciado nuestra boda al consejo─


─ ¡¿Qué hiciste qué? ¡─ el rostro de espanto le pareció cómico al mortal, quien levanto los hombros restándole importancia al asunto ─¡Aragorn! Esto es serio ¿Qué dijeron tus consejeros? ─ pregunto con la angustia impresa en sus palabras. El mortal beso la mano contraía.


─no me importa lo que opinen, me tiene sin el más mínimo cuidado si lo aceptan o no, es mi decisión, no pueden interferir en mi vida─


─ ¿no lo aceptaron verdad? ─ El tono de tristeza en el voz elfica le creo un sentimiento de culpabilidad.


─sabes que la mayoría del consejo son ancianos atados a las antiguas costumbres, no puedo cambiar la forma de cómo ven las cosas, pero tampoco voy a permitir que me impongan su voluntad. Me casare contigo porque te amo Legolas y no me importaría renunciar a mi corona con tal de estar a tu lado por siempre. ─

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