Mellon nin

Tras las huellas de los hobbits

Después de un largo viaje decidieron acampar a un lado del gran rio, todo se veía normal, mas fueron emboscados por un grupo de temibles Uruk Hai, se defendieron cuanto pudieron, lastimosamente no lo suficiente, Frodo y Sam escaparon con la corriente mientras hombres, elfo, enano y hobbits los defendían valerosamente, y plena pelea se dispersaron. El cuerno de Boromir se dejó oír, se apresuraron en llegar como ayuda, mas apreciaron la caída del valiente gondoriano, Boromir, hijo de Denethor cayó en batalla valerosamente. Pero no había tiempo de llorarlo, los orcos se habían llevado a Merry y a Pippin, optaron por salvar a los hobbits.

Fue la disolución de la comunidad.

─esto me está hartando, ¿Cuánto nos llevan de ventaja? ─ pregunto el rezagado enano.

─si seguimos a este paso será...medio día de distancia─ respondió el elfo

─entonces avancemos─

Continuaron el camino no muy seguro de los que les deparaba el destino. Pronto descubrieron los restos de una hoguera, al principio Aragorn creyó haber perdido las esperanzas, mas agudizando sus instintos de montaraz logro concluir y describir la huida de los mediados al bosque de Fangorn, esperanzados, al fin podía descansar un poco.

La noche cayo, el enano dormía cual tronco abrazado a su hacha, Aragorn abrió los ojos, como de costumbre el elfo no se encontraba. Camino sin mucha dificultad pues la luna le permitía ver su camino. No muy lejos había un lago, lo que vio lo dejo sin palabras, la piel del elfo parecía brillas, las gotas de agua se deslizaban sin pudor por aquel perfecto cuerpo.

Retrocedió...

¿Cómo podía pensar así de Legolas?

Él estaba enamorado de Arwen, la hermosa estrella de la tarde, no de Legolas, las joya dorada de Mirkwood, claro que no, al elfo lo conocía desde hace mucho, y lo que sentía hacia él era un cariño de hermanos, una firme amistad.

­ ─ no sabía, mi querido amigo que tenías la costumbre de espiar─

─eh... claro que no─ salió de entre la hierba─ solo me preocupe, porque no te vi en el campamento─ se excusó.

─como ves, estoy muy bien─ "ni que discutir" pensó el hombre de manera furtiva, ambos se sonrieron.

Por más que ambos sean varones, el elfo sintió algo de vergüenza por lo que se hundió en el agua. Por otro lado el humano se percató de lo sucio que estaba, una ducha no le iba a venir para nada mal y comenzó a desvestirse.

─no hay muchas oportunidades como esta─ adujo a la mirada que le regalaba el elfo, quien tuvo que desviar la mirada ante la desnudez contraria, ¿Qué clase de prueba era esa? Su corazón se removió, vio de soslayo al otro, sin duda se había enamorado. Aun y con todos sus años, no pudo evitar que ese sentimiento creciera y lo doblegara. Aragorn lo era todo, apuesto, valiente, caballeroso, noble, generoso...sin duda si lo describía, no terminaría, y esas mismas cualidades las vio Arwen, una hermosa elfa enamorada de un mortal...

Cuando su padre se lo comento no demoro en comenzar a cuestionar el cómo era posible algo así. Ahora él estaba en la misma situación y por el mismo mortal.

─ ¿Legolas? ─ inmediatamente giro encontrándose muy cerca del dunedain.

─ ¿disculpa? Decías algo─

─estas ¿bien? ─ se acercó preocupado tocando el rostro de porcelana, "ya no más" pensaba el elfo, tener el fornido cuerpo contrario tan cerca el, pronto sus ojos se perdieron en los labios ajenos, sin escuchar solo apreciar...y en un impulso asalto los contrarios.

Aragorn estaba sorprendido, Legolas....Legolas lo estaba besando ¡por todos los Valar! No podía creerlo, para cuando quiso reaccionar se encontró a si mismo recorriendo el puro cuerpo del elfo. Este no podía parar, esos labios eran tan adictivos que solo ansiaba más, sintió un espasmo recorrerlo cuando sintió las manos rasposas del mayor sobre su cuerpo, y su cuerpo sí que ardía, ardía en deseo.

Ese había sido su principal objetivo aquella noche, mitigar el calor que lo sofocaba y abochornaba, pero el hecho de que Aragorn también se bañase con él había sido contraproducente. Estaba en esos raros momentos, muy raros por cierto en los cuales ansiaba un contacto un poco más íntimo, lo había contrarrestado por años, como su estatus de príncipe lo permitía, pero la tentación lo venció. Ya no podía ir en contra de sus sentimientos, por más que las palabras de su Ada le pesaran, se rindió ante todo.

El mortal inundado por aquel extraño gozo, se dejó vencer por sus más bajos instintos, paseo sus callosas manos por la espalda blanca, hasta las caderas y los muslos, llegando a internarse entre las piernas ajenas. Se separaron lo suficiente para respirar, sintiendo que si alguno hacia o decía algo, la burbuja en la que estaban explotaría. Beso el blanco cuello, succionando, lamió la clavícula, llegando a los pezones donde chupo y lamió de manera morbosa.

─ah...─

El elfo dejo escapar unos suaves gemidos, se dejaba hacer y esto excitaba al mortal. Emitió un pequeño gritillo cuando sintió una de los dedos del montaraz ingresar en su virgen recto, el agua facilitaba la tarea pero no la hacía menos dolorosa, la otra mano masajeo ambos miembros en un ritmo frenético mientras ambas bocas se perdían la una en la otra, el elfo tenía la vista nublada de placer, pronto su mano se unió a la del mortal, el dedo que minutos antes lo había invadido se retiró y fue a para en su nuca atrayendo su rostro al del mayor. Sonidos morbosos y lujuriosos salían de los labios del elfo, los cuales eran como música para los oídos del montaraz.

─A-Aragorn...─

Y ambos llegaron al clímax en la mano ajena, el elfo con un sonoro gemido y el contrario en un brutal jadeo. Cuando el calor los abandono....aquella burbuja exploto, volviéndolos a la realidad. Aragorn se asustó, ¡había estado con un elfo! ¡Su hermano y compañero de armas! La cara de espanto que tenía Aragorn alarmo al relativamente joven elfo. Sin palabras, el dunedain abandono el agua dejando a un triste y dolido Legolas.