La Verdad de mi corazón

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La algarabía era palpable en todo el reino.

Las personas no dejaban de hablar de la próxima festividad. Y es que Gondor iba a celebrar el quinto año de los herederos y su presentación oficial ante los reinos como sucesores de la corona, muchos reinos ya habían confirmado su asistencia a tan importante evento.

En el palacio las cosas no iban más tranquilas, cada sirviente se hallaba sumamente ocupado y ni que decir de sus majestades, todo recaía sobre sus hombros y su cansancio no era solo el físico si no también el mental. Un muy despeinado Legolas corría tras un ya más grandecito Eldarion que se negaba a ponerse su túnica, mientras Lasgalen esperaba tranquilamente sobre la mullida cama real completamente vestido.

–Eldarion ya es suficiente, te pondré la túnica y no te la sacarás–

–¡No quiedo! – Chillo con su aguda e infantil voz, Legolas respiro profundo mientras rogaba a los Valar paciencia.

–Nanet...¿Estas molesto? –La grácil voz de su hijo mayor lo hizo voltear en dirección de este.

–No mi amor, solo que se nos hace tarde y tu hermano no me deja vestirlo, hoy deben estar muy lindos, vendrán muchas personas importantes– Contesto mientras acariciaba los ondulados y rubios cabellos de su pequeño. –Vendrán sus abuelos de visita–

–Eldarion, ya escuchaste a Nanet, vendrán los abuelos–El aludido volteo hacia su hermano y con tierno puchero se resignó caminando hasta su Nanet.

–Nanet– Llamo mientras levantaba las manos y se dejaba vestir.

–Al fin, gracias Lasgalen–Beso ambas frentes– Quédense quietos, iré a vestirme y luego iremos con su Ada–

–¡Ada! – Canturrearon felices al unísono.

Cinco años había pasado ya , cinco años de completa paz y felicidad para la familia real, cada momento había sido único e inolvidable, Legolas no podía estar más feliz, recuerda que la primera palabra de Lasgalen fue Nanet, fue el primero en hablar más no en caminar, Eldarion con su primer año se negaba a ser cargado y prefería caminar, aunque al primer paso terminase en el suelo. La celebración de su primer año de vida fue muy privada pero no menos divertida, incluso días después su Ada le confeso que las cosas iba mejor con su Nanet, ya no lo insultaba cada que lo veía y podía decirse que aceptaba las muestras de cariño. Al año siguiente Faramir declaro su amor por el capitán de Lórien abiertamente, hecho que ya todos sabían, mas no confirmaron su más que obvia relación, lamentablemente una a distancia ya que Haldir seguía con sus labores de capitán de Lórien.

Se colocó la corona y acomodo su cinto, se miró al espejo una vez más, contento con el reflejo que veía. Una túnica de mangas largas de colores vivos y bordados de oro, su larga capa azul rey sus largas hebras peinadas hacia atrás pulcramente peinadas y la fina corona. La primavera estaba llegando a su fin y por precaución abrigo a sus pequeños retoños.

–Es hora de ir con su Ada, ya saben deben portarse bien–

–¿No podemod jugad? – Cuestiono Eldarion con un puchero.

–No mi amor, ensuciaras tu ropa, si no me obedeces no habrá torta–

–¡Todta!–

Tomo a cada uno de la mano y salió de la alcoba rumbo al despacho de su esposo, estaba seguro que ahí lo encontraría.

Nadie podía resistirse a detenerse un momento para apreciar a los hijos del rey, era por demás hermosos y adorables, se había ganado a pulso el cariño y respeto de cada uno de los sirvientes y guardias.

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