Vengo caminando las frías calles de nueva york, veo como mi respiración sale de mi boca como una neblina blanca, trato de cubrir más mi cuerpo con el abrigo que traigo puesto, voy llegando al residencial que comparto con mi madre, ella debe estar esperando con un buen plato de comida, vengo con la vista agachada, de repente chocó el hombro de alguien pero no me inmuto.
─Fíjate por donde vas ¡Maldición! ─grita la persona, pero ni me giro a ver.
Puedo apreciar el residencial desde la esquina, subo mas la vista buscando a la persona que se ha vuelto mi obsesión por dos años, pero no lo veo por parte me siento algo decepcionada, me acercó más a los residenciales y entro, para poder subir las escaleras ya que vivo en el segundo piso saco mi móvil y son las tres de la tarde.
Quiero llegar a mi casa comer, darme una buena ducha, una ropa cómoda y sentarme por horas en el balcón para observarlo, el motivo de mi sonrisa y el desvelo de mis noches Kendall Coleman. Se ha vuelto mi todo desde que tengo quince años, desde hace dos años, lo observó, lo persigo a donde el va, y hasta cuándo tenía 16 años recién cumplidos le declaré mi amor, pero el solo me contestó ─Eres una niña estúpida ─pero aún así no he dejado de verlo, muchas veces lo veo fumar y beber y hasta manosear a otras mujeres con sus amigos en la esquina.
Llegó a la puerta y tocó dos veces me arreglo un poco mi largo cabello negro, mi madre abre la puerta y me regala una sonrisa y yo se la devuelvo.
Entro y la abrazo y le doy un beso en la mejilla, me quito el abrigo y lo tiro en el sofá.
─Lady Di sabes que no me gusta que pongas eso ahí ─me regaño mirándome con reprobación.
Puse los ojos al cielo, ella siempre con sus tonterías.
─Esta bien ─dije.
Cogí mi abrigo y me dirigí a mi habitación, entre y cerré la puerta me puse al frente del espejo, y empecé a desvestirme, cuando por fin estuve desnuda frente al espejo vi mi figura y empecé acariciar suavemente mi cuerpo, imaginando que son las manos grandes y dedos largos y delgados de Kendall Coleman, cerré mis ojos al imaginar que me besaba, sé que tengo una jodida obsesión, pero no sé porque no puedo parar esto, he pensado en parar, pero no puedo.
Abrí mis ojos y deje de tocarme, en verdad pensar en él me saca de este mundo, mi mejor amiga Meredith pensó que estaba loca al estar enamorada de Kendall, pero algún día espero que lo entienda, lo raro que sé lo peligroso y mala reputación que tiene, y sigo aquí, pensando que algún día puede llegar a ser mío, que podemos ser felices.
He pensado sentarme un día con mi madre, decirle sobre está obsesión que me quema día y noche, pero siempre desisto, siempre echo hacia atrás, es más fuerte esta obsesión que la cordura.
Mi mamá dice que es muy mayor para mí, y que tiene que ver eso lo amo y quiero que el me ame a mí, pero el gran problema es que él no se fija en mí. Porque dice que soy una niña y aunque tenga cuerpo de mujer, tengo mente de pubertad.
Suspire y volví a dirigir mi vista al espejo me dirigí al baño para darme una buena ducha, entre al baño y volví a a posarme en el espejo vi mis ojos grisáceos igual a los de él, eso me encantaba tener una característica igual a él.
No sé si algún día dejaré de pensar en Kendall Coleman, creo que eso es imposible. No creo que pueda llegar a odiarlo... ¿o sí?
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Después de ducharme y lavar mi cabello, me vestí y seque mi cabello negro. Estaba sentada en el comedor comiendo saboreando cada bocado, y mirando a mi madre Letty lavando los platos.
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Aléjate De Mí (En Correcciones)
Teen FictionMoría por estar en tu vida... Ahora muero por salir de ella.