Parte 40: Mi culpa

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Con los latidos de mi corazón zumbando en mis oídos, me dirigí a la habitación de Javier, mi labios inferior temblaba ligeramente. Iba a entrar a la habitación pero quise ver que iba a pasar con Javier, no podía ser tan cobarde y esconderme en su habitación y dejarlo solo con Kendall.

Me devolví y me escondí en entre las escaleras y la pared donde terminaban estas. Vi como Javier a pasos tranquilos y despreocupados se disponía abrir la puerta.

No, no la abras  

Con cada paso que se acercaba a la puerta, mi corazón más se aceleraba, la tensión que se sentía era muy grande. Javier abrió la puerta y pude ver a; Kendall y sus hombres entrar deprisa, acorralaron a Javier, llevándolo al centro de la sala, no había miedo en los ojos de Javier, pero si enojo.

Kendall a pasos lentos se dirigió hacia él, con una sonrisa altanera, tenía entre sus dedos un cigarrillo.

Desechó el cigarrillo en el piso y lo aplastó.

─Hola, Javier mi buen amigo ¿como estas? ─murmuró con falsedad─ Me da mucho gusto verte.

Javier se quedó en silencio.

─¿No me vas a responder? ─habló Kendall con falsa desilusión.

Otra vez Javier permaneció en silencio.

Kendall suspiró y empezó a ver por todos los alrededores, yo me escondí más, cuando paso sus ojos por donde me encontraba, así que no me vio escondida.

─¿Qué rayos buscas? ─Javier preguntó irritado.

Kendall volvió a mirarlo.

─Pasa la casualidad, que hoy venía de california para darle la visita a Lady Di, y recibí una llamada de que ella esta contigo ─respondió Kendall

Lo sabia Jade, lo llamó 

─Así que vine aquí para verla, pero veo que estas solo ¿la llevaste a su casa? ─preguntó serio.

─Eso no te incumbe ─respondió muy severo Javier.

Así se habla

Kendall le sonrió.

─Estas jugando con mi maldita poca paciencia Javier ─dijo Kendall molesto─, tienes suerte de que hoy este de humor, solo porque hoy voy a ver a Lady Di

¿¡Qué!?

─¡Déjala en paz! ─espetó Javier─ ¡Ella te quiere lejos!

Kendall le hizo una seña rara a Jace y a otro de los hombres. Ellos asintieron, agarraron a Javier por ambos de sus brazos, y otro de los que se encontraban allí, le propinó un puñetazo en el estomago a Javier.

Javier se agachó por el dolor, pude escuchar perfectamente el quejido que brotó de sus labios.

¡Kendall maldito poco hombre! 

Sentí mi sangre arder, una gran impotencia se hizo presente en mí.

Kendall se acerco a centímetros de la cara del adolorido Javier y le sonrió con malicia.

─Ella siempre fue, es, y será mi mujer ─le repitió.

Javier subió su cabeza un poco para verlo con gran enojo.

─Aun tengo muy presente cuando la hice mía, debiste verla, su cara, como su cuerpo reaccionaba a mí, los gemidos que emitía, todo eso se lo provoque yo ─carcajeó─ ¿Y tú que haz provocado en ella? ─preguntó burlón.

Todos sus hombres se burlaron.

Javier sonrió.

─La he hecho feliz, no la he humillado, nunca la he hecho sentir al menos, no la he usado ─Javier hizo una pausa y sonrió─ le brindo el valor que se merece y la prefiero a ella que a la perra de tu hermana ─Javier rió.

Aléjate De Mí (En Correcciones)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora