NÁUFRAGOS EN UN NUEVO MUNDO I

36 4 2
                                    

El inmenso reptil desciende de las alturas de manera muy lenta, desde mi posición solo veo el cielo verdoso y algunas nubes surcándolo; siento a Marshall levantarse, la desesperación y el temor por lo que me llegara a pasar aumentan considerablemente con cada paso de sus botas, la sombra de su silueta cubre mi cara y sus manos desajustan el cinturón que me ata a la zona de carga, me toma de las cadenas y las arrastra hasta la punta para luego empujarme con sus piernas, caigo boca abajo en el pastizal, siento que los pies de Marshall tocan el suelo y con sus manos me da la vuelta.

–Bienvenida a Ciudad Kaptal. Capital del virreinato occidental.

–¿Me quitarías las cadenas de los pies? Es un poco doloroso que me arrastres para todo.

–Déjame pensarlo... no, después te escapas, los humanos son muy peligrosos.

–Te odio Marshall, eres cruel.

–¿Yo soy cruel? Crueles ustedes que asesinaron a una ciudad entera.

–...

Marshall me da la espalda y ajusta la cadena en su hombro izquierdo, de un tirón me arrastra y sigue su camino, las pequeñas piedras que se encuentran en el suelo lastiman mi espalda y las más grandes logran rasparme, las cadenas de mis manos cada vez aprietan más, puedo sentir como se corta la circulación e imagino las marcas moradas que debo tener, creo que este dolor que siento ahora no será nada comparado a las miles de torturas que me aplicarán los humanoides.

–¿Me darías agua una última vez?

–No, y ya no me molestes, tengo trabajo que hacer.

–Ay eres de lo peor.

–Humana, no tienes la dignidad moral para decirme eso.

–¡ANEE!

–¿Qué demonios fue eso? – Pregunta Marshall.

–Rayan...

–¿Qué es un Rayan?

–¡Déjala ir o disparo!

Marshall da la vuelta y toca el cristal que cuelga de su pecho, el dragonoid emite una llamarada incendiando todo lo que estaba alrededor; el fuego rápidamente se extiende por el pastizal hasta llegar a unos pocos metros de donde me encontraba, las alarmas de ciudad Kaptal se pueden escuchar hasta acá, ya que el humo es tanto que se alza como una columna hasta llegar a una altura considerable.

El sonido de una metralleta irrumpe con el ruido proveniente de Kaptal, sorprendiendo a Marshall, seguido desenfunda su pistola de rayos cristalinos, y con mano derecha toca nuevamente su amuleto, el enorme dragonoid se alza sobre nosotros, en pocos segundos una segunda llamarada es desprendida alcanzando una de las torres de vigilancia, para su mala suerte, esta logra herir a unos cuantos guardias que se encontraban en la zona, quienes responden al ataque y le disparan al terrible reptil.

Marshall un poco atónito por lo sucedido da la orden su bestia de descender, hala mi cadena de manera muy fuerte, tanto que me logra lastimar las piernas; más balas de metralleta aparecen y una impacta el brazo de Marshall cuando este me intentaba subir de nuevo al reptil, joder caigo de nuevo al suelo, mi brazo derecho chocha con una roca puntiaguda que se logra incrustar en mi piel.

Marshall dispara a múltiples objetivos sin saber la direccion de donde le están atacando, el reptil en un momento de ira desprende una llamarada contra los guardias de la ciudad que intentan defenderse, estos salen ilesos del feroz ataque y llaman más refuerzos para poder contener a la enorme bestia; Marshall con gestos de dolor toca de nuevo su collar para escapar del lugar; con muchas dificultades toma el mando del dragonoid y este asciende por los cielos hasta perderse entre las nubes.

El sonido de unos pasos aplastando el pasto se mezcla entre el sonido de las llamas, la cabellera morada de Rayan se asoma a los límites de mi vista y su cara de felicidad invade todo mi panorama.

–Me tenías muy preocupado, sabía que si entrabas a Kaptal estarías perdida. – Dice Rayan entre lágrimas y sonrisas.

–¡Libérame! Los humanoides estaban ocupados con el dragonoid, aún no nos han visto.

Rayan muy apresurado le dispara al candado que unía las cadenas, me desata e inmediatamente puedo sentir como la presión se disipa; mis piernas un poco adoloridas por fin se pueden mover con plena libertad y lo primero que hago es ponerme en pie, seguido Rayan desata las cadenas de mis manos, liberándome por completo, la presión ha dejado un horrible moretón en mis muñecas, con las manos adoloridas quito la piedra que tengo incrustada en mi brazo y cubro mi herida para que la sangre se detenga, mi ropa está hecha añicos.

Trato de correr con todas mis fuerzas hacia el bosque que se encuentra a 200 o 300 metros del pastizal, mis piernas muy doloridas por el trato de las cadenas tiemblan, provocando que caiga al suelo, sin poder levantarme por mi misma, Rayan me toma de los hombros y me pone de pie.

–Te llevaré en mi espalda.

–Lo siento... arriesgas todo por mí.

Rayan toma su metralleta y la pone delante, dejando su espalda libre para poder apoyarme, él toma mis piernas y las levanta mientras que con mis brazos me agarro a su pecho, corrimos y corrimos por el pastizal pero aún no llegábamos al bosque, miro hacia atrás y apun veo como se incendia el lugar, y los intentos de los pobladores por apagarlo, tuve suerte de que se provocara todo esto, o sino estaría muerta en estos momentos.

Al adentrarnos en el bosque, caminamos toda la tarde hasta encontrarnos con la falda de una montaña, creo que ya estamos lo suficientemente lejos de la ciudad como para poder descansar, el pobre me ha cargado todo el día. Marshall sigue por ahí pero no creo que pueda encontrarnos en la inmensidad de este bosque, creo que no quiso arriesgar a su dragonoid y por eso huyó dejándonos botados entre las llamas.

–¿Cómo me encontraste?

–A diferencia de ti, yo antes de saltar me puse mi brazalete, y este me da la posición geográfica de ustedes, claro este también me dice si están vivos o no, y por ahora todavía se siguen transmitiendo los signos vitales de cada uno.

–¿O sea que nuestros trajes tienen rastreadores?

–Exacto, no sé si los otros hayan tomados sus brazaletes pero sé dónde están.

–¿Y viniste por mí primero?

–No te quiero mentir, eres la que estaba más cerca. – Dice Rayan entre risas. –Al caer de la nave mi cabeza chocó contra una rama y quedé inconsciente por tiempo, cuando desperté decidí caminar por el bosque y encontré una metralleta junto a unos trozos de la nave, la tomé y seguí hasta que el sol recargara mi brazalete, cuando se encendió busqué el mapa pero ya era tarde, todos estábamos muy distantes; vi que estaba relativamente cerca a una ciudad y decidí ir en esa dirección, caminé todo el día y la noche para llegar.

Antes había puesto en la configuración el "aviso de emergencia" eso hace que el brazalete vibre si alguno de ustedes se acercaba 50 metros a la redonda, y cuando estaba por el pastizal vibró... después vi a la enorme bestia que nos atacó bajar del cielo y al humanoide tirarte al suelo, me acerqué sigilosamente pero no pude contener la emoción de llamarte, comencé a disparar y le atine cuando te quería subir.

–¿Quién está más cerca?

–Isabela, se encuentra a unos 50 kilómetros de aquí.

–Tal vez suene un poco egoísta de mi parte, pero lastimada... ¿mañana podríamos empezar la búsqueda?

–No hay problema cariño, yo tengo mucha hambre, déjame ir por comida y descansamos...

<<Esta es una trasmisión de emergencia, necesitamos ayuda, chicos ¿Dónde están?>>

El Nuevo EdénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora