DESPEDIDA

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La oscuridad se posa sobre el cielo mientras las nubes densas y heladas recubren la luz de la luna, el frío intenso se entrelaza con las fuertes corrientes de aire que estremecen todas las ramas secas y quebradizas alrededor del cementerio, las puertas de metal oxidadas despiden un ruido agudo y ensordecedor al abrirse, el amplio camino rodeado de tumbas se extiende por todo el valle, camino por el antiguo cementerio con un ramo de flores entre mis manos, una silueta oscura se encuentra de pie frente a mi destino y cuando logro divisar quién es me acerco y coloco mi mano sobre su hombro...

–Dimitri, ¿Qué haces aquí tan tarde? Son las 3:00 am.

–La visito todos los días, pero hoy no me quise ir... ¿tú qué haces en este mundo?

–Vine a visitarla... – Coloco el ramo de flores sobre la tierra suelta en frente de su lápida.

–¿Por qué a esta hora?

–Porque es la única hora en la que no me puedo encontrar con nadie, pero no pensé que estarías aquí.

–Dile a Andy que gracias por evitar que la cremaran, a ella le hubiera gustado estar con sus padres y su tía...

–Está bien ¿Qué harás ahora?

–Si piensas que te voy a arrestar, estás equivocada, no me importa de qué bando seas, renuncié. Sólo te pediré un favor, llévame contigo al nuevo Edén, quiero desaparecer.

–Te llevaré conmigo, pero ¿Qué harás cuando estés allá?

–Vivir...

–¿Y cómo están los chicos?

–Isabela se recupera en el hospital, David y Rayan no saben nada sobre ti, solo saben que Helen murió en combate.

–Entonces... ¿los abandonarás?

–Sí... ya no quiero ser parte de esto, solo quiero desaparecer, dame tu arma, la necesitaré en el nuevo Edén.

–¿Seguro que no harás algo indebido?

–No me voy a suicidar Anee, esa sería la salida más cobarde y estúpida, a Helen no le gustan los cobardes, solo la utilizaré para defenderme de lo que pueda ocurrir allá.

Le entrego mi arma a Dimitri, él la observa por unos minutos y rectifica que tenga balas, al contarlas guarda el arma en su bolsillo y se queda de pie frente a la tumba de Helen observando la lápida, se arrodilla entre la tierra suelta y con las lágrimas brotando de sus ojos le da el último adiós a su amada, muy cabizbajo se levanta del suelo y da una mirada hacia las estrellas; decaído me deja sola por unos momentos enfrente de la tumba de Helen y se dirige a la entrada para esperarme... a solas me quedo contemplando el frío y gris mármol que tiene inscritos los datos de mi mejor amiga, las lágrimas no tardan en salir, un sentimiento de odio y rabia se encienden dentro de mí con deseos de venganza, la figura de Isabela se dibuja en mi mente y las ganas de acabar con su vida aumenta descontroladamente.

–Vengaré tu muerte Helen... te lo juro, si Dimitri no lo hace, yo lo haré, algún día Isabela pagará por lo que hizo. Amiga este no es mi último adiós, volveré cuando Isabela esté muerta.

–Es mejor perdonar... – Dice una extraña voz.

–¿Quién está ahí? – Un poco asustada trato de tomar mi arma pero recuerdo que se la di a Dimitri.

–Calmada chica, soy el celador del cementerio, no pude evitar escuchar tu juramento, la venganza no es buena, acabar con la vida de otra persona no te devolverá a tu amiga.

–Lo sé... pero tengo que hacerlo, ya somos enemigas y de seguro ella no descansará hasta que yo no esté muerta.

–No sientas odio en tu corazón, mejor cambia de vida, eres muy joven para desear la muerte de alguien, la venganza nunca es la solución.

–No me puedo alejar de esta vida hasta que todo termine...

–Entonces... ten cuidado niña, tu amiga no está muerta, ella vive en ti y si tú mueres sus recuerdos morirán contigo, ya se tienen que ir tu amigo y tú, estas no son horas para estar en un cementerio, el ritual satánico empezará en breve.

–¿Ritual satánico?

–Era una broma para que no estés tan triste, hace más de 20 años que dejaron de hacerlos.

–Gracias por intentar alegrarme. – Digo con una leve sonrisa.

–Eso no era broma.

–Usted es un viejito gracioso, tenga. – Le entrego un billete de 100 rubits.

–Gracias por la propina, pero hablaba en serio.

–Usted le caería bien a un amigo, bueno tiene razón, me tengo que ir, adiós señor celador.

Me despido del anciano y me dirijo hacia la entrada del cementerio, Dimitri estaba recostado a una de las columnas de piedra y cuando me ve se levanta y camina conmigo hacia la nave... ambos subimos por la plataforma de metal y el conductor que había mandado Andy para llevarme no hace preguntas sobre el nuevo pasajero (me agrada el tipo) rápidamente asciende y activa el túnel inter-dimensional para llevarnos al nuevo mundo...

Dimitri estaba en una de las ventanas observando fijamente las estrellas, un poco triste quita su máscara antigases y la lanza cuidadosamente al suelo para que esta no se dañe.

–¿Dónde estamos?

–En el virreinato sur, pronto llegaremos a mi casa... oye no tienes que desaparecer, quédate conmigo y los chicos, de seguro hay un lugar en el equipo para ti.

–Lo siento Anee, pero ya no quiero participar en la guerra, solo déjame en algún lugar cerca de un río, yo me las arreglaré para empezar una nueva vida.

–Yo conozco un lugar cerca de donde estamos. – Interrumpe el conductor.

–Déjame ahí... hasta pronto Anee.

–¿Nos volveremos a ver?

–No lo sé.

Luego de unos minutos la nave desciende en un claro que estaba a las orillas de un río, Dimitri sale de la nave, firme en su decisión nos abandona y se sienta en la grama para contemplar el paisaje, las escotillas de la nave se cierran y poco a poco veo como su silueta se hace más pequeña hasta desaparecer entre la oscuridad de la noche.

Al llegar a casa me encuentro sola en mi habitación con mi diario en la mano y un pequeño lápiz en mis labios, la imagen de Helen invade mi cabeza, todas las cosas que viví con ella pasan como una película de recuerdos hermosos y dolorosos...

***

"Querido diario. hoy en la madrugada fui a visitar a Helen, sucedió algo que no esperaba, encontré a Dimitri de pie enfrente de su lápida, no sé cuánto tiempo haya estado ahí, pero se le ve muy destrozado, hace unas horas lo acabo de dejar en un claro frente al río; no sé qué es lo que hará de ahora en adelante pero espero que se encuentre bien.

Creo que ha tomado una buena decisión al abandonar la guerra y querer desaparecer... ojala el destino no lo trate mal y pueda curar todo su dolor, en cambio yo aún sigo con deseos de matar a Isabela... no sé cuándo nos encontremos otra vez pero no desaprovecharé la oportunidad de hacer que pague por todo. Este no será mi último adiós Helen..."

*** 

El Nuevo EdénDonde viven las historias. Descúbrelo ahora