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... "A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd". – Alphonse de Lamartine (1790-1869)"...
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Las nubes grises inundan el cielo advirtiendo de la tormenta que se avecina, en segundos las gotas de agua chocan contra mi ventana esparciéndose por la superficie del vidrio, el juego de luces eléctricas que recorre el firmamento mientras el fuego se alimenta de los pequeños trozos de madera que le arrojo cada cinco minutos; su color y forma me hipnotizan.
Miles de recuerdos pasan por mi mente, recuerdo una situación similar en la que estaba acompañada por Rex y mamá, los brazos de ella me brindaban seguridad y confort mientras que el placentero rostro de mi hermano menor me subía el ánimo ante la difícil situación. Ahora me encuentro sola frente a las llamas viviendo en el pasado, uno que no era mejor que mi presente pero desearía que las personas que me acompañaban antes estén aquí ahora...
Un portazo se escucha en el primer piso, las pisadas fuertes marcadas por unas botas recorren el pasillo hasta llegar a las escaleras, un golpe por escalón interrumpe mi ambiente solitario y nostálgico mientras la no tan deseada presencia posa su mano sobre mi hombro para sacarme de mi éxtasis solitario.
–Anee, nos tenemos que ir.
–Déjame disfrutar un poco más el calor del fuego Marshall.
–Te espero en la entrada.
Los pasos se alejan de mí mientras termino de beber mi taza de té, coloco la delicada porcelana en el suelo y me levanto sin ánimos para ir a enfrentar la muerte, mis pisadas son suaves y desdichadas, mi cabizbaja actitud domina por encima de los demás sentimientos, su partida me ha dado muy fuerte. No sé si pueda superarlo...
–Ya vámonos Marshall.
Las gotas de lluvia retumban con fuerza por todo el lugar, el viento entra por la puerta principal al momento de abrirla y sacude mi cabello con mucha fuerza e instintivamente cubro mis ojos para protegerlos, la densidad de la lluvia es tan fuerte que no logro ver más allá de unos cuantos metros; una extraña silueta desfigurada por la lluvia desciende hasta tocar el suelo, Marshall me toma de la mano y me lleva hasta una plataforma de metal y esta al sentir nuestro pero asciende y nos lleva a una nave.
–Esta vez si quería usar el túnel dimensional. Estoy empapada.
–Lo siento, dado a tu condición anímica pensamos que te sería mejor un poco de compañía, y qué mejor compañía que la nuestra.
Ambos salimos de la zona de descargue y caminamos por los pasillos de la nave hasta llegar a la cabina de mandos, noté algo muy raro, Mark no estaba en su puesto habitual y en su lugar se encontraba un joven humano pelinegro de ojos cafés, su tez color canela y su sonrisa blanca de daban una bienvenida que no deseaba.
–¿Dónde está Mark? ¿Tú quién eres?
–Yo estoy acá Anee – Dice Mark desde la cabina de mandos. –Mientras Henniel se recupera, yo estoy a cargo.
–La Duquesa Henniel para ti, humano. – Dice Andrómeda.
–Calla subordinada. Condúcenos a la ubicación de Bitemen. – Dice Mark con una sonrisa.
–Disfruta mientras puedas humano, muy pronto serás un subordinado más, y te las verás conmigo.
–Mm me llamo Erick Gifsmi y estoy supliendo a la Duquesa Henniel en esta misión, mucho gusto.
–Me llamo Anee ¿Por cuánto tiempo estarás?
–Solo esta misión señorita Anee.
Dejo a Erick hacer su trabajo y voy a mi puesto habitual. Seguido la nave se mueve a una velocidad exorbitante sobre el mar de nubes, al ascender superamos la tormenta y los rayos del sol penetran por las ventanas iluminando la tenue cabina, Andrómeda activa los filtros e inmediatamente se oscurece de nuevo la zona de deberes, las luces blancas artificiales se activan y parpadean un poco antes de iluminar el lugar; miro hacia mis compañeros y noto la ansiedad de Lewis, este mueve sus dedos de manera sincronizada sobre su pierna y con sus manos temblorosas toma el porro que tiene sobre su oreja y lo pone en su boca, con su mano izquierda enciende una mecha y aspira para absorber los efectos de su tan ansiado alucinante.
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El Nuevo Edén
Science FictionEn un futuro no muy lejano la humanidad está al borde de la extinción, la crisis ambiental desatada por las constantes guerras nucleares destruyó gran parte del planeta, dotándolo de un aire tóxico que eliminó la mayoría de plantas y animales, dejan...