El lunes por la mañana me despertó la alarma del despertador. Ese día si que no quería salir de la cama, había de empezar la tutoría con Brayan y solo pensarlo ya me entraban escalofríos.
Cuando acabé de desayunar salí de casa y me dispuse a ir al instituto.
- ¡Lara! - oí que me llamaba Brayan. "¿Me ha dicho Lara?"
- ¿Enserio me has dicho Lara? - me giré y le pregunté.
- Era o eso o ir hacia el instituto hablando solo. - dijo con una risilla.
Estaba tan mono cuando se reía, cuando lo hace no parece el mismo chico que se sienta en la esquina de la clase.
- Deberías reír más. - le dije con una sonrisa.
- ¿Por qué me lo digas tú? - me contestó en tono borde.
- Si me tienes que hablar en ese tono ya te puedes ir tu solo al instituto, ya sabes el camino. - le dije un poco mosqueada.
- Vale, vale tranquila. Te haré caso mi señora. - dijo haciendo una reverencia.
Ese gesto hizo que me riera, parecía una cosa muy rara haciendo eso.
- ¿Por qué te ríes? - me dijo.
- Nada, es igual, déjalo. Recuerda que hoy empieza la tutoría ¿Quieres que quedemos en mi casa? - le dije cruzando los dedos.
- Ah eso, no pienso ir, no necesito tu ayuda. - dijo con ese tono borde otra vez.
- Ui si, claro que vas a ir, que si no luego me cae a mi la bronca. - le dije decidida.
- ¿Y por qué se supone que he de hacerte caso? - me contestó. Pensé un poco y se me ocurrió una idea.
- ¿Ves este libro? Es muy importante para mi y necesito que me lo devuelvas esta tarde, así que ya tienes una razón para venir. - le dije. Seguidamente le di el libro y me fui corriendo para que no me lo pudiera devolver. Esta vez le volví a dejar con la boca abierta.
- ¡A las 16:00 en mi casa! - le chillé mientras ya casi estaba en la entrada del instituto. Cosa que hizo que Jenny se diera cuenta y viniera hacia mi.
- Escucha chica nueva, más vale que te alejes de él, no te pertenece, él es mío ¿Te ha quedado claro? - me soltó con una mirada asesina. A lo que yo asentí y me fui corriendo hasta Mia sin hacerle mucho caso. Jenny tenía un nosequé que me daba un poco de miedo, así que mejor no meterme en líos con ella.Estaba en mi habitación tocando el piano cuando oí que tocaron el timbre. Miré el reloj y eran las 16:00 exactas. "No puedo creerlo, ¿Ha venido?" - me pregunté.
- ¡Lara, el vecino que tanto te gusta ha venido a verte! - chilló desde la puerta.
- ¡Mamáaa! - le chillé furiosísima. No podía creer que hubiera dicho eso delante de Brayan.
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Tengo ganas de tres cosas: verte, abrazarte y besarte
RomanceLara Ávila es una adolescente de 15 años que está a punto de empezar una nueva vida en la ciudad de Madrid. Su familia y ella se han tenido que mudar por el trabajo de su padre y ahora tendrá que enfrentarse a un nuevo reto para ella; Nuevo ins...