LUCÍA, LA PRINCESITA LUCHADORA

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- ¿Por qué crees eso? - le dije.
- Lara, está clarísimo, cuando está contigo se comporta diferente que con el resto de la gente, es la primera vez que me habla después de años. - aclaró finalmente.

A las 16:00 sonó el timbre de mi casa. Esta vez abrió mi hermana.
- ¡Lara! ¡Ha llegado tu pajarito! - chilló. "¿Pajarito, enserio? ¿Viene un chico a mi casa y es lo único que se te ocurre decir? Claramente estás en mi lista negra Carol..."

Me senté en el escritorio y esperé a que subiera Brayan.
- ¡Holaa! - dijo él.
- Que animado vienes hoy. - le contesté.
- Tenía ganas de verte. - dijo con una sonrisa. No pude evitar ponerme roja.
- Venga, empezamos, que tenemos un montón de cosas que hacer.

Al cabo de unas horas, cuando ya estábamos acabando con los deberes de historia me preguntó:
- ¿A ti no te gusta mucho la historia, no es así? - Creo que lo había notado por mi cara, cuando hago cualquier cosa que sea de historia no es que esté muy contenta la verdad.
- Diiing diing ¡Correcto! - me reí.
- Pues es mi asignatura favorita, es lo única que apruebo siempre. - dijo él.
- Es verdad, pues entonces ya sabemos en que me puedes ayudar tu a mi. - dije mirando su informe de notas. Me lo dio el director en cuanto dije que si, para saber en que necesita más ayuda.

- ¿Sabes Brayan? Aún no me lo creo. - le dije al cabo de unos minutos.
- ¿El que?
- Que te pusieras de esa forma por una nota, si siempre te pasa lo mismo, no entiendo porque esa te afectó tanto. - al decir eso le cambió la cara completamente.
- Mira Lara... Se puede decir que no estoy en mi mejor momento, nuestra pelea no me sentó muy bien y justo el día antes del examen llamaron del hospital a casa diciendo que mi hermana había sufrido una recaída, así que creo que tiene para bastante tiempo en el hospital...
- Brayan, lo siento mucho, no lo sabia... - dije mientras me acercaba para abrazarlo. A lo que él me correspondió.
- ¿Sabes? Nunca me has dicho su nombre ahora que lo pienso. - dije para que me soltara. Eso me resultaba un poco incómodo y me estaba poniendo roja como un tomate.
- Se llama Lucía. - dijo finalmente.
- Que bonito, es un nombre digno para una princesita como ella. - dije para animarlo. Lo conseguí.
- Ella es una princesita luchadora. - dijo con una sonrisa en su rostro.

Y así pasaron y pasaron las semanas, Brayan había mejorado mucho sus notas y nos llevábamos genial. Cada día nuestra amistad iba creciendo aún más, al igual que nuestros sentimientos.

Tengo ganas de tres cosas: verte, abrazarte y besarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora