QUIERO EMPEZAR EL AÑO CON BUEN PIÉ

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Me desperté muy feliz, ese día era Noche Vieja, era el último día del año, "¡No me lo puedo creer!". Me vestí y miré por la ventana, me di una sorpresa al ver un cartel pegado en la ventana de Brayan: ¿Pasamos la Noche Vieja juntos? Desde el día de Navidad siempre lo hacía, y eso me gustaba, era nuestra forma de comunicarnos.

Bajé por las escaleras a toda pastilla y desayuné. Cuando terminé salí en dirección hacia la casa de Brayan. Me abrió Cristina.
- Hola Cristina, ¿Está Brayan?
- ¡Hola Lara! Está en su habitación, no se si está despierto, puedes pasar. - me dijo sonriente.

Subí las escaleras y toqué la puerta, pero nadie contestó, volví a tocar, tampoco, así que entré y vi a Brayan tumbado en la cama, estaba dormido. "Si parece un angelito, que mono". No me lo pensé dos veces, fui al baño y cogí un vaso con agua. Después fui a la habitación y le tiré por encima. Él se levantó y me miró histérico.
- ¿Por qué se supone qué has hecho eso?
- Recuerda que te debía una, estamos en paz. - le dije riendo.
- Estás fatal. - dijo rodando los ojos.

Fuimos a pasear por el parque y nos encontramos con Jenny.
- ¡Anda mira si son los dos tortolitos! - dijo sarcástica.
- Jenny déjanos. - dijo Brayan.
- Ay Brayan, que tonto has llegado a ser, dejarme a mi por esa... - dijo señalándome. No pude más y le salté.
- Véte de aquí si no quieres que te eche yo a patadas. - la amenacé. Iba a hacerlo si no hubiera sido por Brayan que me frenó.
- Lara mejor vámonos.  - me dijo.
- Ya nos veremos Brayan, y en cuanto a ti, algún día te las verás conmigo. - dijo Jenny con mirada asesina.

A las 21:00 Brayan tocó el timbre de mi casa. Habíamos quedado para cenar en un restaurante del centro de Madrid. Estuvimos hablando y hablando y cuando terminamos fuimos a comprar uvas para las campanadas. Sin darnos cuenta ya eran las 23:55, así que nos fuimos a un parque y nos sentamos en el primer banco que encontramos. Empezamos a comer las uvas, una por una hasta que terminaron las campanadas. Esperamos un poco para vaciar nuestra boca de uvas y a la vez dijimos:
- ¡Feliz año! - nos abrazamos y empezamos a reír.
- Me duelen los dientes de tanto masticar. - dije.
- Oye Lara, ¿Puedo preguntarte una cosa? - dijo Brayan.
- ¿Qué pasa? - dije. Él me miró y me cogió de las manos.
- Estaba pensando y quería decirte que quiero empezar el año con buen pié, así que... ¿Quieres ser mi novia? - dijo tímidamente. Juro que si en ese momento hubiera tenido una uva en la boca hubiera salido disparada. Le miré con las mejillas rojas y me dispuse a contestar.
- Brayan... ¡Creía que nunca me lo ibas a preguntar! - le dije más feliz que nunca.
- Me estabas empezando a asustar. - dijo riendo.
- Te quiero. - le dije.
- Yo también. - contestó. Seguidamente me cogió de la cintura y me besó.

Tengo ganas de tres cosas: verte, abrazarte y besarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora