- ¡Despierta dormilona! - gritó Brayan. Miré el reloj y eran las 11:30 de la mañana. "No se ni yo como he dormido tanto".
- Me duele todo, no estoy acostumbrada a dormir en esta posición, y además me muevo mucho y hoy no he podido. - dije. Lo que provocó una risa por parte de Brayan.
- ¿Quieres levantarte?
- Si, ¿Pero como voy a caminar con todo esto? - dije señalando mi cuerpo con la mano buena.
- Pfff, me parece que te va a tocar ir en silla de ruedas. - dijo finalmente. Me cogió con cuidado y me sentó en la silla.
- ¿A que me das una vuelta? - le supliqué. Llevaba aquí más de un día y solo había visto mi habitación.
- Está bien... ¡Allá vamos! - dijo. Y empezó a dar vueltas con la silla por el hospital.
- ¿Qué te ha pasado? - escuché decir a una niña que venía hacia mi. Era muy mona, debía tener unos nueve años y llevaba un pañuelo que cubría su cabeza desnuda.
- Un accidente en las escaleras del instituto.
- Oh vaya, eso debió de doler. - puso una cara muy graciosa y hizo que me riera. - Me llamo Alba, ¿Y tú?
- Lara, encantada Alba. - dije mientras le estrechaba la mano con el brazo bueno.
- Y... ¿Quién es él? - dijo señalando a Brayan.
- Soy Brayan. - dijo con una sonrisa.
- ¿Es tu novio? - me susurró Alba al oído. Yo me dediqué a asentir al mismo tiempo que me ponía colorada.Estuve una semana entera en el hospital, Brayan me cuidó durante todos los días y me hice muy amiga de Alba, la cual me dijo que tenía cáncer y le estaban haciendo quimioterapia. Al marcharme, me dio el número de su madre y nos prometimos que quedaríamos algún día fuera del hospital. Al salir me dieron unas muletas porque tenía la pierna enyesada además del torso vendado, ya que a mis costillas aún no les había dado la gana curarse.
- ¡Hogar dulce hogar! - dije cuando Brayan aparcó delante de mi casa. Me cogió por debajo las rodillas y me bajó del coche con cuidado.
- ¿Están tus padres? - preguntó.
- No lo creo, es viernes por la tarde, deben de estar liados con la panadería.
- ¿Pues entonces quieres venir a mi casa?
- Está bien, antes les he llamado, supongo que cuando vengan ya me llamarán.- ¡Laraaa! - gritó Lucía al verme entrar por la puerta.
- Hola pequeña.
- ¿Cómo estás?
- Bueno, mi pierna y mis costillas aún no están del todo bien, pero me han dicho que ya puedo ir al instituto.
- ¡Qué bien! - dijo abrazándome. "Si claro" - pensé irónicamente, solo pensar que había de volver allí me dolía todo.Después de esto Brayan y yo subimos a su habitación.
- Creo que tendrás que ponerme al día. - dije mirando la montaña de libros que tenía en su escritorio.
- Ya lo creo. - dijo acercándose.
- Brayan... Tengo miedo. - dije en voz baja mientras miraba al suelo.
- ¿Por qué? ¿Qué te pasa? - dijo preocupado.
- Tengo miedo de volver al instituto, tengo miedo de que me pase o te pase algo. Y también tengo miedo de encontrarme con Kevin. - no pude evitar que me saltara una lágrima.
- Lara, mírame. - me quitó la lágrima y me cogió de la barbilla. - No tienes porque tener miedo, nada de esto pasará, ¿Me oyes? Y si por algo pasara yo estaré aquí contigo, ¿Está bien? - yo asentí y seguidamente me besó.
- Te quiero. - le dije.
- Yo más princesa.
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Tengo ganas de tres cosas: verte, abrazarte y besarte
RomanceLara Ávila es una adolescente de 15 años que está a punto de empezar una nueva vida en la ciudad de Madrid. Su familia y ella se han tenido que mudar por el trabajo de su padre y ahora tendrá que enfrentarse a un nuevo reto para ella; Nuevo ins...