POR LOS PELOS

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Al día siguiente cuando acabé de desayunar salí corriendo por la puerta, faltaban cinco minutos para que empezara el instituto, había de ir rápido si no quería llegar tarde. Me di una sorpresa al ver que Brayan me estaba esperando en la entrada.

- ¿Estás loco? Llegaremos tarde, podrías haber ido sin mi. - dije confusa.
- Me da igual, sin ti me aburro por el camino. - dijo sonriendo.
- Venga vamos, ¿Preparado para correr? - le dije guiñándole un ojo.
- ¡Claro! - me cogió de la mano y empezamos a correr hacia el instituto. Cuando llegamos no había nadie y ya estaban a punto de cerrar las puertas. Entramos a toda pastilla y fuimos hacia nuestra clase.

- Toco yo y hablas tu. - le dije riendo.
- ¿Claro yo me como el marrón no? - me contestó. Lo miré con cara de No me moveré hasta que aceptes.
- Está bieeen. - dijo finalmente. Toqué la puerta y entramos.
- Mira que tenemos aquí, los tortolitos llegando tarde... - dijo Jenny con cara de asco. Sus dos palmeras se empezaron a reír y seguidamente toda la clase. Excepto Mia, claro.
- Cállense todos ahora mismo. - dijo Alberto, el profesor de historia. - Señorito López y señorita Ávila, ¿Qué son estas horas de llegar? - nos preguntó levantando una ceja.
- Emmm... Hemos tenido un problemilla con la moto. - dijo Brayan. "¿Enserio Brayan?" Lo miré y el me dedicó una sonrisa inocente.
- Le han mentido Profesor Díaz, ellos van caminando. - dijo Jenny sonriendo.
"Maldita". En ese momento le hubiera tirado la mochila encima si no hubiera sido porque Brayan me detuvo.
- ¿Es eso verdad señoritos? - preguntó Alberto con una mirada de enfado.
- ¡Cállate maldita! - chillé. Estaba furiosísima.
- ¿Qué forma es esa de hablarle a una compañera señorita Ávila? - dijo Alberto.
- Lo siento Profesor, no volverá a ocurrir. - dijo Brayan tapándome la boca.
- ¡Muy bien, vosotros dos a dirección ahora mismo! - dijo. Alberto era un profesor muy estricto con los horarios y con la conducta, podía llegar a hacer cualquier cosa para que se cumpliera.

- Me ha decepcionado señorita Ávila, no me imaginaba esto de usted. - dijo el director mirándome. Yo estaba escuchándolo con la mirada bajada.
- Yo... - empecé a decir.
- Es culpa mía, director, soy yo quien ha mentido. - interrumpió Brayan.
- Le creo, pero no es normal hablarle así a una compañera.
- Mira señor director, nada de esto hubiera pasado si no me hubiera dormido, Brayan no tiene ninguna culpa, si quiere castígueme, expúlseme, o lo que hagan en este instituto, pero Brayan no ha tenido nada que ver. - dije fríamente. El director se me quedó mirando con cara de asombro, después miró a Brayan que me estaba mirando igual que él y me volvió a mirar.
- Es la primera y la última vez que pasa esto. - dijo el director abriéndonos la puerta de su despacho.
- Gracias, no volverá a ocurrir. - dijo Brayan.

- ¿Qué ha pasado? - preguntó Mia curiosa. Era la hora del recreo y estábamos en el patio.
- Nada, nos han echado la bronca. - dije indiferente.
- Si la hubieras visto, le ha plantado cara al director y se ha quedado con una cara... - dijo Brayan riendo. Le di un golpe en el pecho para que se callase.
- Mejor me voy, me están esperando. - dijo Brayan. Me dio un beso en la mejilla y se fue con sus amigos.
- Aún no me lo puedo creer. - dijo Mia.
- ¿Qué pasa? - le dije con las mejillas sonrojadas.
- No se que has echo con ese chico, pero es una persona completamente diferente de cuándo empezó el curso. - dijo mirando a Brayan y después a mi.

Tengo ganas de tres cosas: verte, abrazarte y besarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora