CAJAS Y MÁS CAJAS

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Cuando me desperté me sentí un poco desorientada, no estaba acostumbrada a despertarme en Madrid y se me hacía un poco raro.

Después de estar como media hora haciendo el vago en la cama me levanté, me duché, me vestí con ropa cómoda y empecé a desempaquetar cajas. Empecé a sacar cosas y cosas y las iba colocando donde me parecía que quedarían bien.

Me pasé todo el día desempaquetando y colocando mis trastos por dónde quedaba sitio ¡No se acababan nunca! Al final pero, mereció la pena el sacrificio, quedé super contenta con el resultado.

Cuando por fin terminé bajé dispuesta a comer algo, no había casi comido nada en todo el día por el tema de las cajas y me estaba muriendo de hambre. Me sorprendí al ver que mis padres y mi hermana ya estaban todos en la cocina dispuestos a cenar, sin ninguna intención en esperarme. Por lo visto habían terminado de desempaquetarlo todo, incluso con el resto de la casa, quedé alucinada ¡Que rapidez!

- Veo que aquí nadie es capaz de esperar para cenar... - dije en tono sarcástico.
- Nosotros al menos hemos terminado, no como tu que eres una lenta, tenemos derecho a comer. - dijo la inteligente de mi hermana. Estuve a punto de estirarle de los pelos si no hubiese sido por que me dijo:
- Hay un plato de macarrones para ti en la cocina boba, ¿Pensabas que nos habíamos olvidado de ti? - dijo con mirada triunfal. Se creía que le iva a dar las gracias o algo pero solo me limité a decirle:
- Tu siempre pensando en mí, como te quiero. - la miré con una cara de asco tan grande que su expresión cambió por completo y dirigió su mirada hacia su plato.

Una vez cogí mi plato y me lo acabé vorazmente empezamos a hablar.
- Con la tontería hemos perdido un día completo para visitar Madrid. - dije disgustada.
- Piensa que aún te queda el domingo para visitar la ciudad antes de empezar el instituto. - dijo mi madre guiñándome un ojo para intentar animarme.

¡El instituto, lo había olvidado por completo! Me quedé completamente en estado de shock y creo que por la cara que puse mi madre se dio cuenta de la situación y empezó a reír, haciendo que mi padre y mi hermana se unieran, hasta que yo no pude más y me acabé riendo también.

Lo tenía todo planeado, mañana después de desayunar nos iríamos a dar vueltas por la ciudad y informarnos de lo máximo posible para empezar la semana con buen pié.

Tengo ganas de tres cosas: verte, abrazarte y besarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora