¡BIENVENIDA!

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A las 16:30 alguien tocó el timbre de mi casa. "Mecachis, la fiesta de Lucía, se me había olvidado, ¡Corre!" Me cambié rápidamente de ropa y bajé por las escaleras a toda pastilla. Cuando iba a abrir la puerta me encontré a Carol hablando con Brayan mientras le dedicaba una mirada asesina.
- Si le llegas a hacer daño te las vas a ver conmi...
- ¡Hola Brayan! - grité para interrumpir a mi hermana. Le di un pequeño golpe en la espalda y la empujé hacia el salón.
- Lo siento, es así, nació así. - dije provocándole una risa.
- Bueno, ¿Lista?
- Si, espera. ¿¡Mamáaaaa, vienes?!
- Vendré luego, ir vosotros, no tardaré mucho.
- Vale, vamos pues. - le dije a Brayan.

Cuando llegamos a su casa, nos abrió Cristina, la madre de Brayan.
- ¡Hola Lara! ¿Y tu madre?
- Ahora vendrá, no tardará mucho.
- Perfecto, ¿Me puedes ayudar un momento con unas cositas? Brayan, ya puedes ir a buscar a Lucía, ¡Rápido! - dijo Cristina muy ajetreada.
- Está bien. - dije con una sonrisa.

Estuvimos decorando el salón mientras iban entrando familiares y amigos de Lucía. Cuando terminamos de prepararlo todo se oyó el timbre de la puerta, todos cerramos las luces y nos escondimos. Fui a abrir y me encontré a mi madre con cupcackes y galletas de chocolate.
- Chicos, falsa alarma, ¡Es mi madre!
- ¡Ohhh! - se oyeron los niños en el salón.

Estuvimos hablando cuando se oyó la puerta abrirse. Todos nos volvimos a esconder y cerramos la luz.
- ¡¿Brayan dónde están los unicornios?! Me dijiste que habían unicornios. - se escuchó la voz de Lucía.
- En el salón enana, te están esperando.
- ¡¡BIENVENIDA!! - gritamos todos cuando abrió la luz.
- ¡Ualaaaa, hola chicoos! - dijo Lucía con cara de asombro. Todos los que estaban el la sala la fueron a abrazar y seguidamente fui yo.
- ¡Laraaa, has venido! - dijo cuando me abrazó.
- ¡Lucía, pequeña! Que bien que ya estés aquí. - le dije mientras le acariciaba el pelo.

Sacamos galletas, cupcackes, un pastel y muchas más cosas para comer y después Lucía se puso a jugar con sus amigos. Brayan y yo nos sentamos en el sofá y nos pusimos a hablar.
- Que bien que ya esté aquí con vosotros, ya era hora. - dije.
- Si, la verdad es que esta casa con mi madre y yo solos era un poco aburrida. - dijo con una risa.
- ¿Te puedo hacer una pregunta?
- Claro.
- ¿Y tu padre? Nunca me has hablado de él. - le pregunté con intriga. Su mirada cambió completamente cuando escuchó eso. Me miró durante unos segundos y después me contestó.
- Mi padre murió hace un año, era policía y un día salió de casa para un caso y ya no volvió. Después de esto, no volvimos a hablar de él y a Lucía le pasó lo que le pasó. - dijo. Se notaba que le costaba mucho hablar de eso.
- Lo siento mucho Brayan, no lo sabía. -   le abracé y apoyé la cabeza en su pecho.
- No pasa nada, lo importante ahora es que Lucy está bien. - dijo. Nos quedamos así hasta que Lucía nos interrumpió.
- ¡Yo también quiero! - dijo. La abrazamos y nos empezamos a reír.

Tengo ganas de tres cosas: verte, abrazarte y besarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora