VUELTA A LA RUTINA

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- La verdad uno se siente bien. - dije aún asombrada por lo que acababa de hacer. En ese momento llegó Brayan.
- ¿Estás bien? ¿Te ha dicho algo esa? - dijo Brayan.
- Al contrario, Lara le ha parado los pies. - dijo Mia. Brayan me miró confundido y yo sonreí.
- Esa es mi chica. - dijo y me dio un beso en la frente. - Supongo que después de esto ya no te molestará.
- Eso espero. - dije.

Y tuvo razón, no hubo rastro de Jenny durante el resto de clases. A la salida me encontré con Brayan en la entrada para ir a casa.
- Oye Lara, hoy es lunes, ¿Qué te apetece si seguimos con la tutoría y quedamos en mi casa? Necesito tu ayuda. - dijo mientras intentaba hacer un intento de ojitos.
- Está bien, ¿A las 16:00?
- Perfecto, adiós princesa. - dijo y me dio un beso.

Cuando fueron las 16:00 salí de mi casa para ir a la casa de Brayan. Me abrió la puerta Lucía.
- !Laraa! ¿Como estás? ¿Aún te duele? - dijo señalando mi pierna.
- ¡Lucía! - dije y le di un abrazo. - Bueno, estoy mucho mejor, ya no me duele tanto. ¿Dónde está Brayan?
- Arriba, te está esperando.

Me planté delante las escaleras y suspiré. "Vamos allá, son solo diez escalones, tu puedes Lara". Empecé a subirlas, pero sin querer un momento pisé la muleta y ¡PATAPAM! Abajo otra vez. Oí a Brayan salir de su habitación.
- ¡Lara! Lo siento, me olvidé de tu pierna, espera. - dijo. Entonces me cogió y subió las escaleras conmigo en brazos. - Si es que eres una patosa. - dijo mientras reía. Le di un golpe en el pecho y bufé.
- Shhhh, te recuerdo que tengo dos muletas que hacen daño.
- Vale señorita, me callo me callo. - dijo asustado. Entramos en su habitación y nos sentamos en su cama.
- ¿Qué necesitas?
- Necesito que me ayudes con álgebra, estoy echo un lío.
- Vale, empecemos pues. - dije. Él cogió su libro y le empecé a explicar. Me estuvo escuchando y se nos pasó la tarde volando. Incluso en un momento me quedé dormida.

- Lara, Lara, despierta princesa. - oí decir a una voz.
- Mamá cinco minutos más y esta vez me levanto, de verdad.
- ¡Lara, que soy yo! - dijo la voz riéndose.
- ¿Mmm? - me levanté y vi a Brayan. - ¿Brayan? Oh, yo m-me he quedado...
- ¿Dormida? Ya lo sé, venga, que son las 21:00 y tienes que irte, ha llamado tu madre.
- ¿Enserio? ¡Vuelo! - me levanté de la cama de un salto y cogí mi mochila. Me giré para despedirme de Brayan pero tropecé con algo y me caí encima de él.
- Auch. - se quejó debajo de mi.
- Brayan, yo lo-lo siento, ¿Estás bien?
- Tranquila, mejor que nunca. - dijo riendo. Me sonrojé por su comentario y me dispuse a levantarme, pero Brayan no me dejó.
- ¿Qué haces?
- No quiero que te vayas.
- ¿Quieres que me quede? - dije con una sonrisa para intentar chincharle.
- Por favor.
- Pero tengo que llamar a mi madre.
- Tranquila, le dije que te quedabas aquí esta noche.
- ¿Enserio? ¡Serás! - dije mientras le daba un golpe en el pecho, pero me cogió de la muñeca.
- Sabes que te quiero. - dijo.
- Lo sé, y yo también. - dije. Entonces me cogió la cara con las manos y me besó.

Tengo ganas de tres cosas: verte, abrazarte y besarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora