LA ENFERMERÍA

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Y así fue durante muchos días que se me hacían eternos. Estaba muy apagada y no tenía ganas de nada, no quería ir al instituto por las mañanas, ni tampoco me gustaba ver a Brayan delante mío sin decirme nada durante todo el camino, ni que me mirase. Ya no quedaba con él para hacerle de tutora los días que tocaban, y por las noches miraba por la ventana y lo veía en su habitación, tumbado en la cama mirando su móvil ¿Por qué aún estando enfadada no podía quitármelo de la cabeza?

Para desconectar cada tarde iba a la panadería de mi madre, la había inaugurado hace poco y le había puesto Panadería Lara en honor a mi nombre. La ayudaba con los clientes junto a Belén y Antonio, los otros trabajadores y me lo pasaba bien.

La mañana del miércoles me levanté, me duché y me vestí sin entusiasmo. "Hoy me dan la nota del examen de lengua, haber que tal me fue" - pensé.
Desayuné y salí dirección al instituto, con Brayan delante mío, sin decirnos nada.

- ¡Lara! - oí a Mia.
- Hola. - dije intentando forzar una sonrisa. Sabía que ella lo notaba, pero no le daba importancia.
- Vamos, ¿Preparada para saber tu nota?
- Si, espero que me haya ido bien.
- ¡Claro que si mujer!

Pasó la primera hora y cuando llegó la segunda, Alberto, el profesor sustituto de lengua, empezó a repartir los exámenes. Ana estaba mala y ese día no vino al instituto, así que la tuvieron que sustituir.
- ¡Bien, un 8! - dijo Mia.
- ¿Un 9? - me extrañé cuando vi la nota.
- ¿Qué hiciste para sacar eso? - preguntó curiosa Mia.
- Nada del otro mundo, estudiar con Brayan. - le dije. Pero no me pudo responder porque oímos un grito al final de la clase.
- No puede ser, ¡Yo me merezco más que esto! ¡¿Un 4?! ¡Había estudiado mucho para este examen! - gritó Brayan.
- Brayan, cuando venga Ana le comentas, puede que se haya equivocado al sumar o algo.
- ¡No me voy a esperar! ¿Por un único examen que estudio y me lo pagáis así? - dijo mientras se empezaba a abalanzar hacia Alberto. No pude aguantarme.
- ¡Brayan basta ya! - chillé, pero no me escuchó. Quería pegar a Alberto, no lo podía permitir, así que me puse entre ellos dos para intentar separarlos, pero justo cuando intervine Brayan soltó su puñetazo y me dio en la cabeza, lo que hizo que empezara a ver borroso y perdiera el conocimiento.

Me desperté en una sala que no conocía.
- ¿Dónde estoy? - pregunté.
- Veo que te has despertado, estás en la enfermería del instituto. - dijo una mujer que estaba en la sala.
- ¿Por que estoy aquí? - pregunté confusa.
- Ese chico, Brayan, te dio un puñetazo sin querer y te desmayaste, pero no pasa nada, fue solo el golpe, solo tienes un pequeño moretón encima de la ceja.
- ¿Dónde está él ahora?
- En dirección ¿Por qué lo... - no pudo terminar la frase porque salí volando hacia dirección.

Tengo ganas de tres cosas: verte, abrazarte y besarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora