Brayan me estuvo evitando varios días, yo intentaba acercarme pero nunca podía, si no era él mismo el que no se daba cuenta de mi presencia era Jenny o sus palmeras que se me ponían delante. Por las mañanas iba sola al instituto, no había nadie que me esperaba, no hacíamos tutoría, aunque tampoco le hacía mucha falta... No entendía su comportamiento, yo solo quería acercarme, explicarle todo, pero me era imposible.
Era un día normal y corriente cuando me desperté, me duché, me vestí y baje las escaleras a paso de tortuga. Desayuné unas tostadas y salí de casa. No estaba Brayan, era normal, aún tenía la esperanza de que algún día lo encontrara, pero desvié mis pensamientos y me dirigí al instituto.
En un momento del día, me encontraba subiendo las escaleras del instituto, entonces fue cuando lo vi, Brayan estaba delante mío subiéndolas, dirigiéndose a la misma clase que yo, Historia, sin pensarlo dos veces me armé de valor, había de acabar con todo esto, era mi oportunidad. Así que lo llamé:
- ¡Brayan! - chillé mientras subía. Vi como se giraba con la intención de dirigirse hacia mi, pero en ese momento apareció Jenny justo delante de mi.
- Una vez te dije que te las verías conmigo. - dijo con una sonrisa. No entendía muy bien lo que quería decirme.
- Déjame Jenny.
- Si eso es lo que quieres, ¡Adiós Larita! - dijo finalmente. Seguidamente me empujó con todas sus fuerzas, lo que hizo que perdiera el equilibrio y empezara a caer escaleras abajo. Noté varios golpes en mi cuerpo acompañados de dolores horribles, empecé a verlo todo negro y lo último que oí fue la voz de Brayan gritar mi nombre.Abrí los ojos con fuerza y vi que me encontraba en un hospital. Me asusté al ver ese lugar, pero me tranquilicé al ver a Brayan delante de mi.
- Bra... - intenté decir. Pero noté un pinchazo en mi pecho. - ¡Ah! - me quejé.
- No intentes decir nada, necesitas hacer reposo princesa. - me dijo mientras me acariciaba el pelo. No pude evitar que se dibujara una sonrisa en mi rostro, me había gustado oír princesa después de tanto tiempo. Hice un gran esfuerzo para poder decirle una frase, llevaba mucho tiempo que quería decirle y no me pude aguantar.
- Bra-Brayan, si-siento mucho lo q-que pasó, - descansé un momento para seguir. - No fu-fue mi cu-culpa, no hi-hice nada. - dije finalmente.
- Te creo, tranquila, me lo ha explicado todo Mia cuando se ha enterado de lo que te había pasado. - dijo. Seguidamente me dio un beso en la frente. - Te quiero princesa. - hice una sonrisa y entonces vi como una manecilla cogía mi mano.
- ¡Lara! ¿Estás bien? - dijo Lucía.
- Ho-hola pequeña, estoy bi-bien. - le dije. Me puse la mano en el pecho, me dolía un montón.
- Lucía, peque, ve con mami que Lara tiene que descansar. - dijo Brayan. Le dio un beso en la frente. No pude evitar sonreír. - Tus padres están avisados, vendrán ahora con tu hermana. - dijo Brayan. Seguidamente me cogió de la mano. Cogí aire para poder hablar.
- Bra-Brayan no te separes de mi.
- Nunca lo haré princesa. - dijo mientras me sonreía.
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Tengo ganas de tres cosas: verte, abrazarte y besarte
RomanceLara Ávila es una adolescente de 15 años que está a punto de empezar una nueva vida en la ciudad de Madrid. Su familia y ella se han tenido que mudar por el trabajo de su padre y ahora tendrá que enfrentarse a un nuevo reto para ella; Nuevo ins...