El lunes en la mañana, me levanto más temprano de lo habitual buscando a Evan en las sabanas de mi cama, claro. En un lugar vacío.
Mientras dormía debió de haber regresado a su casa a alistarse para ir a la escuela. De seguro no llevábamos muchas horas separados y ya lo extrañaba.
Me levante estirando mis brazos, desperezándome. Saque mi ropa del closet y la deje en la cama con rumbo a la ducha. Me metí a la tina, aprovechando que tenía tiempo de sobra.
Dejándome llevar por la música que había puesto, no tuve noción del tiempo y ahora se me hacía tarde. Diablos.
Salí rápido y al pasar por el espejo me vi de lado.
¿Habrá algo dentro de mí? Me hice la pregunta del millón.
Acaricie mi vientre con toda la ternura posible.
-Bebé, si estás ahí –dije acariciando con ternura –Quiero que sepas que tanto yo, como tu papá te amamos a pesar de que no eres nada oportuno –solté una risita nerviosa.
Tal vez no haya nada y yo hablándole a mi vientre.
Me enrolle en la toalla y salí del baño. Agarre mi ropa y empecé a cambiarme.
Cuando termine de alistarme, agarre mi mochila y salí rápido de mi habitación. Baje las escaleras igual de rápido y los vi a todos en el comedor.
-Buenos días –dije agarrando una tostada con mantequilla y llevándomela a la boca.
-Buenos días, hijo.
-Buenas, cariño. ¿Cómo dormiste? –pregunta mi madre.
-Muy bien, excepto que cuando desperté Evan ya no estaba –hice un puchero y me trague el jugo de Lia de una.
-¡Oye! Es mío.
-Era.
-Evan se fue muy temprano, dijo que necesitaba imprimir unas cosas y que tenía que alistarse.
-Ya me lo imaginaba.
-¿No vas a desayunar? –dice mi padre.
-No...con la tostada y el jugo de mi hermana está bien. Se me hizo tarde...por quedarme en la tina.
-Axel...creo que deberías de comer bien...ya sabes. Por el bebé...
Me lo pienso unos segundos, mis padres y mi hermana se me quedan viendo.
-Aun no lo sabemos...pero por si acaso. Comeré algo en la cafetería.
-Está bien –dice mi madre asintiendo.
Me despido de todos y ellos de mí. Salgo de la mansión y me trepo a mi pequeño coche que me acaban de regalar mis padres en mi cumpleaños.
Manejo en la tranquilidad de Alemania hasta la universidad. Cuando doy vuelta en el estacionamiento, veo por el retrovisor el auto de Evan detrás del mío. Sonrío y me coloco en el lugar para alumnos mientras que Evan sigue avanzando hasta el lugar para maestros.
Me bajo del coche y camino hasta Evan. Que al verme le brillan los ojos, me jala y me abraza. Mi cabeza llega arriba de su estómago, casi a sus pectorales. Nos quedamos en silencio mientras que escucho el latir de su corazón y el me huele el cabello.
-Buenos días –susurro.
-Buenos días, pequeño –me responde tiernamente. Mientras me separa de él.
-No... –digo yo haciendo cara de perrito abandonado.
-Tranquilo, no es que te quiera separar de mí...lo que pasa es que, estamos en la universidad. Alguien puede vernos.
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Jamás te olvide.
Любовные романыDamien es un alfa francés que a los nueve años no logra entender porque tiene que ser perfecto ante la sociedad y su familia. Hasta que un día tras ir a una fiesta social de Alfas y Omegas de las familias más conocidas de Francia, conoce a un pequeñ...