Capítulo 33: Papá gato.

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− ¿Llevas todos tus libros?

−Si.

− ¿Si te llenaste en el desayuno?

−Ya te dije que sí, comí más de lo normal.

− ¿Llevas tu celular? Recuerda llamarme en tus tiempos libres.

−Claro, amor.

No sé si reír o enojarme al ver y escuchar a mi alfa sumamente preocupado por mi primer día de clases en la universidad. Ya teníamos mucho tiempo en la habitación recordando todas las cosas que tenía que llevar.

−Vámonos, entonces –me estira la mano para que la tome e inmediatamente entrelazamos nuestras manos.

−Amor, no necesitas preocuparte tanto, me pones nervioso...

Solo asiente sin ponerme mucha atención cuando hace una cara de sorpresa, parece que ha recordado algo.

− ¡BEBÉ! –Grita y me sorprendo dando un brinco –Lo siento amor, no quería gritarte –me jala y me abraza –Es solo que recordé que tengo algo que darte...

−No te preocupes, estoy bien. Solo que me sorprendió que me gritaras de la nada.

−Mira –me separo de él y veo como saca su cartera del pantalón negro de mezclilla que trae puesto, me muerdo el labio al mirar sus piernas.

Ese pantalón le queda demasiado sexy.

− ¿Qué demonios, Damien? –digo cuando lo veo sacar una tarjeta de crédito.

−Es tuya, te abrí una cuenta bancaria con demasiado dinero. Necesito que me prometas que no te vas a sobrepasar con compras, no creas que no sé qué tuviste problemas con las compras.

−Mamá debería dejar de ser tan chismosa –me río viendo la tarjeta con mi nombre –Muchas gracias amor.

−De nada, cariño. Te daré todo lo que quieras... −dice riendo de lado maliciosamente, me río al entender su doble sentido y siento como soy jalado hacia su pecho.

Me besa y me agarra de la cintura.

Salimos de la casa, Ben ya tiene listo el auto frente a la casa pero Damien le hace un gesto con la mano.

−Hoy tengo ganas de conducir Ben, llevaré a mi esposo a la universidad y de ahí iré al trabajo. Descansa por hoy pero estate al pendiente de cualquier cosa que necesite Eva o Andy.

−Muy bien, señor Akron.

−Gracias –dice Damien jalándome hasta donde se encuentran los autos y nos subimos a un hermoso auto plateado.

−Es hermoso –digo esperando a que Damien encuentre la llave –Es como el color de tus ojos –digo sonriendo.

Escucho el sonido del seguro del auto siendo liberado y abro la puerta entrando al coche.

Damien gruñe y entra al auto.

− ¿Por qué no esperaste a que te abriera la puerta? Y luego después de decir algo tan lindo...me matas, bebé –sonríe y me besa antes de ponerme el cinturón de seguridad.

−No necesito que me abras la puerta siempre, yo puedo hacerlo.

−Está bien –me sonríe –Pero déjame mimarte, eres mi esposo, mi bebé, mi omega.

−Damien...soy un maldito gato consentido contigo –digo avergonzado mientras veo por la ventana las calles de Francia hacía la universidad.

Damien ya no dice nada, pero su mano derecha aprieta con amor mi mano izquierda mientras maneja mirando al frente con una estúpida sonrisa enorme.

Jamás te olvide.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora