Capítulo 11: Mi propio lugar de trabajo.

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Cuando los padres de Damien se van, Damien también lo hace al recibir una llamada de su trabajo, que tenía que ir el jefe en persona. Después de hacer un berrinche diciendo que era el jefe y que él podía faltar si quisiera, termino yéndose porque yo le pedí que lo hiciera y le prometí que hoy dormiría con él.

Se fue casi corriendo, es muy fácil de chantajear.

Suspiro cuando por fin se va, es su trabajo, debería ser más responsable.

Me doy la vuelta y subo las escaleras en busca de algo en que divertirme y perder el tiempo, hoy no tengo ganas de estudiar francés.

Ahora que lo recuerdo...el otro día explorando la casa me faltaron lugares de abajo por ver, voy por el mismo pasillo del despacho de Damien y me topo con la puerta, le doy la vuelta a la chapa solo por curiosidad pero está cerrado.

Sigo mi camino y al final del pasillo veo una puerta que jamás había visto y al abrirla me encuentro con un espacioso lugar, con apenas un pequeño escritorio y un librero pero todo perfectamente limpio.

No parece que sea un lugar importante pero es igual de grande que el despacho de Damien. Espero que el lugar no sea ocupado por nadie y para nada, deseo este lugar para poner mis cosas de fotografía. Hasta podría montar un pequeño set para fotografías sencillas.

Salgo decidido con la imagen mental de lo que quiero hacer con este lugar, necesito un diseñador de interiores.

Lo hablare con Damien más tarde, ya que sepa que no necesita este lugar.

Salgo de la habitación pensativo en cómo debería de quedar este lugar al final de cuando decida qué cosas poner en él, de qué color lo quiero pintar, que muebles quiero poner, que alfombra sería la indicada.

Al salir del pasillo y llegar a la sala un agradable y hermoso aroma llega a mi nariz y sigo el aroma hasta la cocina, hecho un vistazo por la orilla de la puerta y puedo ver a Eva de espaldas cocinando algo mientras platica con Andy y otras chicas.

Entro a la cocina despacio y me quedo a un lado de la puerta pero soy visto por Andy, su vista de ojos negros me mira fijamente y parece llamar la atención de las mujeres porque voltean a verme.

Solo sonrío en forma de saludo un poco nervioso.

-¡Nathan! ¿Qué haces aquí? ¿Tienes hambre? Espera afuera, te puedo preparar algo rápido en lo que esta la comida principal para comer ya que llegue el señor Akron.

-No...en realidad aun no tengo hambre, acabo de desayunar hace una hora o más, pero huele muy bien y sin querer termine aquí.

-Pero no se está permitido venir a la cocina –dice Andy indiferente.

-¿Tu no vas a la escuela? –digo ladeando la cabeza.

-Es sábado Idiota –susurra lo último pero todos logramos oírlo y Eva lo corre, dándole un pequeño golpe en la cabeza pero Andy se queja del dolor.

-Vete de mi cocina, niño grosero –Andy se da la vuelta a regañadientes –No, espera. Primero discúlpate con Nathan.

Así es, discúlpate mocoso.

-Claro que no –se da la media vuelta y sale por la otra puerta de la cocina.

Eva suspira y se voltea hacia mí.

-Discúlpelo.

-No te preocupes, entiendo que es un poco rebelde. Yo era peor a su edad.

-Supongo que todos los jóvenes son así.

-Así es, no se preocupe.

-Bueno...ahora, creo que deberías de regresar a la sala, o al comedor, a la biblioteca, a la recamara, a donde quieras. Menos aquí.

Jamás te olvide.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora