Jamás te olvide.

Capítulo 46: Un día de Nathan Akron

Apenas abro la puerta del consultorio médico de Cristian, este levanta la cabeza y me recibe con una sonrisa.

−Buenos días, Cristian –digo mientras entro y le doy un abrazo como saludo.

−Buenos días, Nathan. Ya se te extrañaba por aquí.

−Sí, no estoy aquí desde navidad.

−Fue muy bonito de tu parte lo que hiciste, el bebé de Edwin está próximo a nacer y al parecer ambos se han adaptado muy bien a Cassiel –asiento sonriendo.

Edward y yo, por medio de Nicholas. Conseguimos que a Cassiel se le diera la patria protestad de Edwin y el bebé, como su omega y el bebé será registrado como un Fabre.

No fue nada fácil. Pero mi suegro es el mejor de todos.

La ayuda de parte de la abuela de Nicholas fue muy importante. Y estoy seguro que este proceso no podremos hacerlo de nuevo; ya que la familia Fabre no se verá involucrada de nuevo y ya no tendrá un motivo personal.

Pero no está en mis planes seguir ayudando a las parejas destinadas que aparezcan en mi fundación.

− ¿Y mi querido sobrino no te ha acompañado? –pregunta Cristian mientras apunta mis datos nuevos en la cartilla médica que me ha dado.

−No, tiene mucho trabajo por las vacaciones que se ha tomado por navidad. Pero me ha pedido que le llevé el video y las fotos.

−De acuerdo, te daré dos copias –se pone de pie y me indica que vayamos hacia la camilla.

Ya me sé el proceso, por lo que levanto mi camiseta y dejo mi vientre al descubierto. Ya me acostumbré al gel.

−Muy bien, ya sabes. Esto solo es de rutina y veremos cómo va este bebé. ¿Ya han hablado acerca del nombre?

−La verdad es que no, Damien cree en eso de que necesita ver la cara, del bebé para poder decir un nombre.

− ¿Y esperaran hasta el parto? Es una buena idea para el primer bebé.

−Si...pero estoy seguro que se nos ocurrirá uno antes.

Cristian ríe y me muestra el monitor donde aparece mi bebé, esta con un dedito en su boca. Con cinco meses ya puede apreciarse mejor y deja ver su carita.

Hasta este punto, ya no me dan ganas de llorar de la emoción. Pero si me quedo sin palabras y lo único que hago es ver directo al monitor y no apartar mi vista de ahí.

Cristian explica los cambios que ha vivido la bebé en este mes. Pero yo no lo escucho muy bien, mis sentidos están concentrados en sentir y ver lo que hace mi bebé.

−En pocas palabras y resumiendo. Ella se encuentra muy bien, tienes que seguir tomando tu medicamento, comer bien, dormir y no hacer muchos esfuerzos, corajes o ponerte triste.

−Entendido, capitán –hago un saludo militar y Cristian ríe.

−Ya puedes limpiar tu vientre –dice dándome un pañuelo.

Asiento, acomodo mi camiseta y me bajo de la camilla.

−Entonces estamos listos, ¿vendrás en estos días?

−Sí, me daré unas vueltas más seguido para ver a los niños. Y para ver cómo van las construcciones, aunque a veces Damien manda a Jonathan o viene el personalmente.

−Sí, los niños aman a ese par.

−Claro, se aprovechan de que yo no puedo jugar y me dejan cuidando de las niñas. Cuando la bebé nazca, les voy a poner una paliza en futbol.