El tiempo había pasado más rápido de lo que pensaba y ahora me encontraba sentado en la orilla de la cama mirando fijamente mi maleta, esperando a que la puerta de mi habitación se abriera y me mostrara a la persona que viniera a avisarme que Evan ya había llegado por mí.
Empecé a repasar en mi mente las cosas que iba a ocupar para el viaje, ropa, cepillo de dientes, shampoo...ya no tuve tiempo para seguir pensando si se me había olvidado algo porque la puerta se abrió.
-Ya llego Evan –el rostro de mi hermana se asomaba por la orilla de la puerta, estaba completamente dormida, dormida de pie.
De todas las personas que imagine que vendría a avisarme, mi hermana era la última en la lista, dado que ella siempre se queda despierta hasta tarde e igualmente se levanta tarde.
-Gracias...-respondí confundido.
Agarre mi maleta y me puse los lentes de sol en la cabeza, para cuando saliera ponérmelos, tan temprano y el sol ya estaba tan radiante como si fuera medio día.
Baje las escaleras y camine hacia la puerta nervioso, como si fuera una chica el día de su boda y caminara por el pasillo de la iglesia con la mirada feliz de familiares, amigos y conocidos puestos en ella mientras caminaba hasta el novio.
No era la mejor manera de controlar los nervios pero de verdad ayudaba, me hacía dejar de pensar en que al llegar a la puerta estaría Evan esperándome para pasar un fin de semana solo nosotros dos. Solos. En una cabaña.
-Buenos días –mi voz salió de lo más normal y suspire en mi mente.
-Buenos días –respondieron mis padres y mi hermana con un bostezo enorme mientras sostenía un vaso de leche.
Sigo con la duda del porque esta despierta tan temprano, pero en este momento es lo más irrelevante, pues al fijar mi vista al frente, mis ojos se toparon con otros completamente dorados que me miraban intensamente de manera feliz.
-Buenos días –respondió el también dándome la sonrisa más hermosa que yo haya visto.
Me sonroje y le devolví la sonrisa, aunque no tan hermosa como la suya pero creo que es pasable.
-¿Te ayudo? –pregunta señalando mi maleta yo gire mi vista a ella y después se la di, no pesaba mucho, pero era imposible que yo la subiera al monstruo de auto que tiene.
-Gracias –voltee hacia mis padres y me miraban con una risita burlona, obviamente se les veía que se estaban burlando por lo que acaba de pasar entre Evan y yo.
Y eso era que parecíamos una pareja de enamorados. No lo parecíamos, lo éramos.
-Bueno...creo que nos vamos –dije al ver que Evan había subido la maleta y me esperaba al lado del auto.
-Que les vaya bien –mi hermana se despedía de mí con la mano pero con los ojos cerrados. Que miedo.
-Cuídense mucho, hijo –mi madre me dio un beso en el cachete y se despedía de Evan con la mano mientras que él le regresaba el saludo de lejos.
-Ya hable con Evan...acerca de los procedimientos para entrar al área de la cabaña, le entregue las llaves y le di unas cuantas advertencias –la mirada de mi padre se miraba muy, muy amenazante a lo que me dieron escalofríos. –Tú y Evan deben de saber lo que hacen, también le hable sobre...ya sabes. Eso.
-Pa...por favor, no hables de eso conmigo antes de que me vaya...no puedo imaginar lo incomodo que fue para Evan.
-De hecho parecía divertiste –dijo mi madre riéndose.
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Jamás te olvide.
RomanceDamien es un alfa francés que a los nueve años no logra entender porque tiene que ser perfecto ante la sociedad y su familia. Hasta que un día tras ir a una fiesta social de Alfas y Omegas de las familias más conocidas de Francia, conoce a un pequeñ...