Capítulo 35: Mini Damien.

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Un mes se pasa demasiado rápido y ahora nuestro bebé tiene dos meses, mamá y papá han hecho negocios en Francia y ahora vendrán a trabajar y vivir un tiempo aquí.

Una mentira disfrazada. No quieren parecer unos padres entrometidos.

Hoy es fin de semana, así que no tengo que ir a la escuela, pero igual tengo tarea.

Bajo las escaleras y camino con flojera y arrastrando los pies hacia mi estudio. Necesito tomar algunas fotografías para hacer una exposición en clase el lunes.

Entro al estudio y sonrío al verlo exactamente como lo imaginé.

El tiempo se me va rápido fotografiando algunos artículos antiguos que nos han pedido y no me doy cuenta que es hora del desayuno hasta que mi estómago ruje.

Acomodo todo en su lugar y la puerta se abre.

−Bebé, ¿Qué haces? Me preocupe cuando no te sentí en la cama, Andy me dijo que te vio entrar aquí –se acerca a mí y me da un beso.

−Estoy haciendo mi tarea.

−Es un sábado en la mañana, tienes tiempo.

−Prefiero terminarla rápido y después tener tiempo para mi alfa y mi bebé.

−Amor, eso es muy tierno pero... −agacha la cabeza y hace un pequeño puchero –Tengo que ir a trabajar.

− ¿Qué?

−Mira mi ropa –lo veo y se ve jodidamente sexy –Tengo que ir personalmente a una de las obras, y al parecer voy a terminar lleno de cemento, yeso y lodo.

− ¿Por qué? ¿No tienes empleados que hacen eso?

−Sí, pero hay algo en su forma de trabajar que está arruinando las cosas y eso me molesta. Tendré que ayudarles para supervisar que es lo que están haciendo mal. Jonathan irá conmigo, estaré bien.

− ¿Es que Jonathan es tu niñera?

−No, pero estará ahí para vigilar que no me caiga de nuevo de algunos metros de altura –se ríe y se agacha para amarrar bien los cordones de sus zapatos de trabajo.

−A mí no me parece gracioso.

−Si voy a tener a mi omega preocupado de esa manera de nuevo, vale un poco la pena.

Abro la boca sorprendido recordando todo lo que hicimos en el hospital y me sonrojo, lo ignoro y salgo del estudio. Escucho la risa y los pasos de Damien detrás de mí.

Entro al comedor y me siento en mi lugar, Damien llega poco después y me mira con una sonrisa burlesca.

−No entiendo cómo es que puedes seguir avergonzándote después de todo lo que hemos hecho, Nathan. Estas esperando un bebé y ese bebé no se hizo por obra del espíritu santo.

−Ya no digas nada.

−Se creó gracias a un gatito muy atrevido –susurra con voz ronca y se acerca a mí, besando mi cuello.

Doy un suspiro y ladeo el cuello para darle mejor acceso, Damien me muerde y suelto un gemido. Maldición, malditas hormonas.

Escucho una tos falsa y Damien se separa de mí mirando a Eva con una sonrisa ladeada y chulesca.

−Buenos días, señores Akron.

−Buenos días Eva –dice Damien haciéndose a un lado cuando Eva coloca un plato con uvas frente a él, le brillan los ojos.

−Buenos días Eva, ¿Qué hay para mí? –digo viendo toda la comida que ha dejado frente a Damien.

−El doctor Christian ha dicho que necesitas comer de todo, por lo que he decidido que todos los días comerás cosas saludables pero sin quitarle lo rico. Menos sal y menos grasas.

Jamás te olvide.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora