Capítulo 38: "¿Dónde está?"

6.1K 366 102
                                    








ALYSON:






—Llévate a André de aquí —la apremio, girando sobre mi propio eje en busca de algún movimiento sospechoso.

—Alyson, él está viniendo ya, tienes que venir conmigo —suplica, preocupada. Me apresuro a negar y la miro con seriedad.

—No, Alice, eres más rápida, tienes que llevarte a mi hijo. ¿No lo entiendes? Si me voy, nos seguirá y no puedes protegernos a ambos, no hay nadie en la mansión. En cambio, si me quedo... —mi voz se quiebra de nuevo y parpadeo para espantar las lágrimas—. Solo me llevará a mí y no se acercará a mi hijo. No puedo dejar que lastime a mi bebé.

—No, Alyson. Jacob me matará si te abandono —niega con renuencia. Cierro los ojos con fuerza unos segundos y me acerco a besar la mejilla de André.

—Se acaba el tiempo, Alice. Jacob sabrá que esto fue mi decisión, no va a matarte. Dile que lo amo y que cuide de nuestro hijo —sollozo, cubriendo mi boca rápidamente.

—No puedo... —niega, apretando los labios.

— ¡Hazlo! ¡Llévatelo de aquí! —grito, causando que se rinda y de media vuelta, empezando a alejarse en un trote más veloz que cualquier humano. Me dejo caer de rodillas al pasto y los observo alejarse, las lágrimas escapan de mis ojos y los sollozos son más fuertes. Mi hijo, mi pequeño André tiene que estar bien aún cuando eso signifique que tengo que alejarme de él.

Las nubes hacen la mala broma de oscurecerse aún más y una ligera llovizna empieza, haciéndome temblar debajo de mi gruesa chaqueta. Me levanto, doy la vuelta y corro del lado contrario por el que se ha ido Alice. Rememoro aquel día en que André nació y me siento estúpida por no habérselo comentado a nadie. Cuando Kenya y yo salimos al estacionamiento, me pareció ver esa cabellera rubia tan conocida, pero me mentí a mí misma diciéndome que habían sido imaginaciones mías.

Mis piernas se acalambran y pronto mi carrera es interrumpida por un tacto extremadamente frío. Soy girada con fuerza y las lágrimas se han mezclado con la lluvia. Aún cuando sé que él venía no puedo evitar jadear al verlo tan de cerca. Intento dar un paso atrás pero él se ha vuelto tan fuerte como los Cullen y su agarre me lo impide.

—Hola, cariño, ¿me has extrañado? —su voz parece tan desconocida y llena de malicia que me provoca un escalofrío por todo el cuerpo. Eleva su mano derecha hasta mi cuello, donde mi pulso se ha acelerado—. ¿Estás asustada de mí? No lo estés, solo vine a llevarte conmigo para que por fin podamos estar juntos.

—No quiero ir contigo, Adam. Ya no hay nada entre tú y yo, ahora soy una mujer casada —espeto, el calor de mi temperamento fluyendo por mis venas. La sonrisa regocijada que se había marcado en su pálido rostro se borra de golpe y aprieta su agarre en mi muñeca.

—Sí, por desgracia. Eso no debería haber sucedido, no deberías haberte casado con ese indio. Yo soy el único que podría haber puesto un anillo en tu dedo —sisea, cabreado. La cúspide de mis orejas se calienta y aunque sé que no debería ponerme a la defensiva con él, no puedo detenerme a responderle.

—Te dije que no lo llamaras de esa forma —murmuro entre dientes. Él me estampa contra su pecho y yo suelto un quejido de dolor que trato de disimular.

—Voy a llamarlo como yo quiera. Ese indio va a pagarme el haberte alejado de mí, tú eras y serás mía, como siempre debió haber sido —la furia llamea en sus ojos que, sorprendentemente, son de un color dorado opaco.

—Nunca fui tuya, Adam, jamás estuve enamorada de ti. Pero a él lo amo, ¡y aunque me mates no dejaré de hacerlo! —grito, con la esperanza de que alguno de los Cullen haya llegado antes de cazar. Alice no podrá venir hasta que haya dejado a André con alguien seguro.

Wolf Love (Fanfic, Jacob Black)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora