Capítulo Veintidós. La Cita

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Comimos frente al lago mientras hablábamos de lo que nos gustaría hacer después de Hogwarts, un poco de quidditch y sobre los profesores.

— listo. Vamos a la siguiente parada — dijo levantandose

— ¿Es enserio?

— ¿Creías que solo estaríamos una hora comiendo y ya?

— si que te pusiste creativo — dije tomando la mano que me extendía para levantarme

— andando — caminamos hacia el este — ¿Tienes una idea de a dónde vamos? — dijo

— A los invernaderos

— no

— ¿al bosque prohibido?

— ¿Qué haríamos en el bosque prohibido? — dijo y alze los hombros.

— ¿Campo de quidditch? —  el asintió.



— no puedo — dije cuando me paso su escoba.

— si puedes — sonrió

Suspiré y me acerque. Pasé una pierna para el otro lado y me senté en ella.

— ¡Oliver! — grite cuando la sentí levantarse.

— tranquila. Vas bien.

Me incliné hacia el frente y sentí como avanzaba.
Oliver me alcanzó en otra escoba.

— ¿Cuando fue la última vez que te subiste a una escoba?

— hace dos años — dije apenas avanzado unos cuantos metros.

— ¿Recuerdas algo de tus clases de vuelo?

Ya casi llegaba a las gradas y gire.
Oliver me felicitó mientras se elevaba más.

— sígueme — dijo y me incliné hacia el. Lo seguí intentando tomar velocidad.

Nos alejamos del campo y nos acercamos a las coníferas de los árboles que iniciaban el bosque prohibido.

— ven — dijo y me acerque a él. Él me extendió la mano y yo la tomé. — mira — me gire para apreciar la vista más maravillosa que he tenido del castillo.

— wow — dije mientras lo contemplaba.

Estuvimos varios minutos ahí contemplado como el sol anaranjado de la tarde lo iluminaba todo.

— ¿Oliver qué hora es? — dije notando que el sol empezaba a descender para comenzar con el atardecer.

— casi las seis

— tengo tarea que hacer para pociones y apuntes de la clase a la que falte.

— ah, si está bien — dijo en un tono decepcionado

— oye enserio me encantó venir. El almuerzo, el vuelo, no me había divertido tanto desde hace mucho.

El sonrió y en ese momento, cuando me gire a verlo, la escoba empezó a moverse como si la hubiese girado.

— no, no, no, no, ¡No! — dije poniéndome nerviosa y perdiendo un poco el control, la jale hacia el lado contrario y entonces se empezó a mover bruscamente hacia haya.

— tranquila. Solo intenta descender — dijo e incliné la escoba lo más que pude hacia abajo. Al inicio no respondía, pero después jaloneo hacia abajo bruscamente.

Oliver fue más rápido y me ayudó a aterrizar.

— las escobas no son para mi — dije bajando.

— si puedes, ven — el monto su escoba ahora y hechizo la otra que había tomado de la escuela para que siguiera a la suya —. Yo te guío

— o... — monte su escoba también sentándome detrás de él —. Mejor.

El me sonrió y asintió.

— gracias por mostrarme esto — dije cuando ya estábamos volando otra vez.

Yo lo abrazaba de la cintura mientras veía por última vez a Hogwarts desde ese ángulo y con esa luz.

Regresamos al campo de quidditch.

— ¿Te acompaño a la biblioteca?

— seguro. Oye tienes entrenamiento ahora.

— no claro que no — dijo mientras llegábamos.

— no Oliver, no es pregunta — dije mientras veíamos como el equipo ya estaba ahí cambiados y montando sus escobas.

— ok, puede que si tenga.

Cuando bajamos el equipo veía algo molesto a su capitán.

— ho-hola chicos.

— dijiste cinco treinta — dijo Angelina molesta.

— lo sé. Pero el tiempo se me fue volando.

— yo mejor me voy — dije algo incómoda

— no, no. Espera. Voy a cambiarme, mientras pueden empezar con las tácticas de ayer, George estás a cargo.

Fuimos hasta el escobero donde dejo la que había tomado prestada.

— Te veo después...

— no, no. Te acompaño a la entrada.

— está bien, son solo unos pasos — sonreí

— nos vemos más tarde en la sala común

Asentí y fui a la biblioteca.

Los Gemelos Weasley Donde viven las historias. Descúbrelo ahora