Capítulo Veinticinco. Nadie Gana.

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Y ahí estábamos, Alicia Spinnet, Angelina Jonson —las dos con una cara como si algo debajo de sus narices oliera a mierda—, Katie Bell —quien había huido escaleras arriba en cuanto había llegado del entrenamiento—, Óliver Wood —quien acababa de llegar a la estancia cuando la profesora McGonagall nos acarreaba a todos—, Harry Potter, George —quien sostenía susurros con Demi—, Fred, yo y por último Haley,  esta última con los brazos cruzados quejándose hasta de el por qué mi cabello estaba anaranjado.

La profesora McGonagall puso al tanto, de manera muy general, al director Dumbledore.

— bueno — hablo por primera vez el profesor — ¿alguien quiere decir algo?

— yo profesor — se levantó Alicia — Está es la verdadera historia, conozco a Atenea Flawey desde hace cinco años, había sido nuestra  compañera sin ningún  problema. Pero ahora tiene celos de nosotras. Son celos, profesor. No le gusta que Oliver pase tiempo con otras chicas y se ha empeñado en mantenernos alejadas, sobre todo a Katie — mientras Alicia contaba su historia me incliné un poco para mirar a Wood. Este estaba bastante sonrojado y con los dedos extrangulando su asiento. Yo me hundí en el mío y continue escuchando a Alicia —... para cuando lo noté, Atenea me apuntaba con la varita y yo solo me defendía.

— ¿Ya puedo hablar? — Exigió Halley.

— por favor, señorita prefecta — pidió el profesor.

— gracias director — dijo algo sonrojada — Spinnet, aquí presente, con su horrorosa cara de mandril y su...

— ¡Halley! — regaño su tía

— perdón. Spinnet, aquí presente, está mintiendo, lo sabemos, ella lo sabe. Ella llegó a quejarse de que Wood la había sacado del entrenamiento por hablar mal de Atenea y entonces llegó a la sala común a querer molestarnos. Esta loca si cree que Atenea pudiese estar celosa de sus oxigenados cabellos de elote que...

— gracias, señorita McGonagall — irrumpió el director una vez que Halley empezaba a salirse del tema — entonces, todo esto es por la relación de la señorita Flawey y el señor Wood.

— no somos una relación... — murmuré

— no los exenta de un castigo — dijo el profesor.

De inmediato los gemelos voltearon a verme. Mi padre no estaba de humor para cualquiera de mis "tonterías"

— ¿Aunque el castigo implique que Gryffindor pierda el partido de mañana contra Hufflepuff? — inquirió Halley.

El director y la profesora intercambiaron miradas.

— bueno, ya que todos los jugadores están presentes en esto. Supongo que debería ser un castigo adecuado el que suspendan el partido — admitió el profesor.

Los murmullos de las jugadoras y de los he inundaron la sala.

— ¿No harás nada? — cuestionó Harry con un aire molesto.

— profesor. No es necesario. Esto. No ha sido más que un malentendido. ¿Verdad? — dije mirando a los demás en la sala.

— absolutamente — confirmo Oliver —. Nos hemos esforzado bastante para el partido de este sábado. Solo una pelea pequeña entre alumnas.

— lo resolveremos — añadió George — ya verá que a partir de hoy no habrá una casa más unida y tranquila que la nuestra.

Dijo rechinando los dientes en "tranquila" como si la palabra le costase pronunciar.

— mi opinión sería... — intervino McGonagall — que dejáramos pasar este... Incidente. Si ellos logran resolver sus diferencias entre ellos, podríamos dejarlo pasar.

¿¡Qué!? ¿McGonagall dejando pasar una oportunidad de reprimir alumnos indiciplinados?

Los rostros de todos reflejaban la confusión que sentíamos hacia la profesora.

— bueno. Eso debe ser adecuado — dijo Dumbledore —. Las relaciones entre alumnos no están prohibidas, siempre y cuando no represente conflicto con los demás ¿entendido?


— ¿Qué clase de regla-no-escrita-de-Hogwarts es esa? — se quejó Halley mientras bajabámos de la oficina del director.

— ¿Alguna vez haces otra cosa que no sea quejarte McGonagall? — preguntó  Alicia.

Antes de que Halley volteára para responderle Fred la tomo del brazo y se adelantaron hacia el gran comedor.

— deberíamos hablar — le dije a Oliver

— deberíamos... Alejarnos ¿No crees? — dijo haciendo que me detuviera en seco y golpeando a Harry con la espalda.

— si, deberíamos — dije no muy convencida.

Los demás ya habían tomado la delantera y solo quedábamos Oliver y yo en el pasillo.

— ¿Entonces adiós? — dije con un poco de esperanza de que el me dijera: <<no, no importa los problemas, podemos estar juntos si lo queremos>>

Pero esa frase nunca llegó. Con un: <<adiós Flawey>> se despidió y emprendió el paso al gran comedor donde el banquete estaba apunto de empezar.

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