Muchas cosas por delante aún...

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Muy bien, empecemos:

En todo el lapso que he estado ausente, no es porque así lo he querido, sino que una que otra cosa se me ha escapado de las manos, mencionaré desde principios de este mes.

Viernes 1 de julio:

Lentamente despegaba mis labios de la aún tibia taza de café. Aquél degustante aroma, me daba sensaciones que ninguna otra bebida me la daría, en pocas palabras: adoro el café y a veces el dulce vino.

Era una preciada noche donde sucedía lo típico; el sonido del televisor, mi madre en la cocina, mi padre, mi hermano y yo en la mesa apenas iniciando nuestra cena. Acompañaría mi exquisito café con el brownie que era de mi pertenencia, pero por alguna razón no me lo comí.

Al dormirme, planeé que aquello sería un postre para el desayuno que me prepararía en un sábado común.

Sin embargo, el destino me tenía algo diferente.

Sábado 2 de julio:

- Ailyn, despierta.

De golpe miré la luz del sol que muy apenas se asomaba de entre mis persianas, como loca miré a mi mamá quien se encontraba un tanto alterada y con casi lágrimas en su rostro.

- ¿Qué sucede?

- Es tu abuela, está a punto de fallecer, uno de tus tíos le ha dicho a tu padre.

- ¿Qué?

- Salté de la habitación y bajé las escaleras.

No es cierto... es un sueño...

Pero al ver el rostro de mi padre, fue algo tan difícil de aceptar: sus ojos estaban a punto de estallar en lágrimas.  

- Ve a alistarte, mamá se está muriendo.

Titubeó.

Ésta era la segunda vez en mi vida que miraba a mi padre llorar.

Luego bajó mi madre a con él.

- ¿Qué te dijeron?

- Está en urgencias... en la madrugada se la llevaron, sus niveles de glucosa y su presión se dispararon y uno de sus riñones se le reventó... no le queda mucho tiempo...

Al escuchar aquello, subí las escaleras rápidamente para cerrar la puerta de mi habitación y echarme a llorar, pero no habían pasado ni cinco minutos cuando se escuchó el tocar de la puerta.

- Alístate, vamos a ir a verla. 

Me alisté y bajé a ¨desayunar¨, miraba el plato mientras pasaban por mi mente varias cosas:

En la noche estuve pensando en hoy, en cómo iniciaría la mañana, en el desayuno que prepararía...

Tres cucharadas sólo comí, lo demás al desperdicio. ¿Quién hubiese comido a gusto con tal noticia de golpe?

Luego de ello, partimos. A dos horas de distancia, debido a todo aquello, mi padre se perdió cosa que jamás había pasado.

Me era eterno aquello, y cuando por fin llegamos apenas a los territorios de la ciudad, el celular de mi padre comienza a sonar.

- ¿Sí?

Su voz se quebró y comenzó a llorar, no sólo él, todos los que íbamos allí.

- Ya casi llego...

Cuando colgó, mi madre lo miró y él le dijo:

- Mamá murió.

Cubrí mi rostro y lloré hasta más no poder.

El Fin de Mi Ocaso [Stephen] (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora