Primeros días...

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Antes de los primeros días en el bachiller de enfermería se había hecho un viaje del cual, como era de esperarse, terminó en discusión y vaya colmo, su motivo era para festejar los quince años que estaba cumpliendo...

Blah, blah, blah discusiones por aquí y hasta en el otro extremo del país, ya me he de acostumbrar.

Ahora vamos con el bachiller: se trataba de un edificio (que antes estaba abandonado, en serio) de cuatro pisos, prisioneros con dos guardias uno que era morenito y muy amable pero el otro canoso... tenía siempre su cara de pocos amigos. ¿Quién diría que daba un taller militarizado? Debí suponerlo antes.

Como no soy muy sociable en la realidad (en persona no, en chat me hace sentir añgo de confianza al no verme con la persona que estoy conversando y por eso escribo y actúo como soy verdaderamente, ¿raro, no? Bueno, así soy), los primeros días me la pasaba la mayor parte en el asiento de en frente sin mencionar que ignoraba las latosas risas del muchacho que tenía atrás. Me costaba siquiera poder entablar una conversación con alguien.

Septiembre, 8.

(En realidad habíamos entrado el seis, al menos eso recuerdo).

El profesor de álgebra era tan amable (por ser homosexual, no lo decía pero sí se podía distinguir a simple vista, y era tan buena gente pero por eso a veces se ganaba las burlas de las mentes idiotas de mis compañeros, sólo algunos de otros no quienes me agradaba su forma de respeto), se había presentado.

- Ahora comencemos con una dinámica, me explico: cada niñito o niñita escogerá unncompañerito ó compañerita de la cual quiera formar pareja en la siguiente actividad.

Hice una teoría de que nadie me iba a escoger (así de pésima soy), así de mentalicé por escoger al imbécil de atrás, pero algo sucedió.

- Srita Jo, ¿a quién escoge?

Su dedo índice y sus palabras indicaron hacia una dirección, ¡me estaba apuntando!

- A ella.

Mencionó mientras me observaba fijamente, estudiosa de cada detalle mientras que yo muy apenas pronuncié.

- ¿A mí?

Desde ese día comenzó una gran amistad con una persona tan maravillosa, luego de ello mi cículo de amigos fue aumentando, ahora tenía a: Karen, Ángel, Heidy, Diana (Sargenta) y Brenda.

Personas a quienes extraño realmente.

Había pasado una semana y era hora de que los profesores de los talleres se hicieran presentes, exponiendo el motivo por el cual debíamos de ingresar o siquiera interesarnos su taller, las opciones eran:

Karate Do, Danza. Banda de Guerra, Teatro, Mariachi y Rondalla.

Karate Do me interesaba como una buena opción, el profesor me había convencido en parte por los torneos que realizaban.

Al final se había presentado el taller de mariachi, un señor de joven edad y ojos color miel se había hecho presente en el salón con un gran carisma en su semblante.

- Buenos días chicos.

- Buenos días.

Respondimos al unísono.

- Soy el profesor de mariachi, ¿alguno de ustedes sabe tocar un instrumento o está interesado en él? Losnintrumentos que están disponibles en el mariachi son: trompeta, vihuela (instrumento tan genial), guitarrón, guitarra y violín.

Tímidamente había levantado la mano.

- Yo... tengo un poco de conocimiento sobre el violín.

- ¿Sabes tocarlo? 

- Un poco...

- Entonces pasa.

Con una sonrisa me había hecho la invitación pero mis nervios me hacían temblar.

- ¡Vamos Ailyn, pásale!

- ¡Sí Ailyn, rífatela!

Uno a uno los fraciosos y alentadores comentarios se habían hecho presentes (gracias a que todo este tiempo aprendo rápido, me había ganado el respeto de mis compañeros), y así fue como me motivé al pasar interpreté Ode to Joy de Beethoven y los aplausos se hicieron presentes. Cuando de repente se mira como una chica levanta su mano.

- Yo también sé.

Selene, la nueva chica de origen americano pasó e interpretó la canción de la Pantera Rosa que también ganó sus debidos aplausos. (Desde ese día Selene y yo hemos compartido el mismo amor hacia el violín, ella con su Valerie y yo con mi Vannessa)

Para las elecciones de los talleres escogí mariachi. 

Ya estando allí en los ensayos después de clases (a partir de las 2:30 pm), me quedaba y me costaba el hacerme amiga de alguien pero no tardé mucho con socializar con todos los miembros: Ángel (otro Ángel, cielos) la linda Ana, Jocelyne (que muy pronto tuvimos el mismo amor por nuestros violines, hasta decíamos que eran primos), Tello, Alex (el hijo del profesor, apodado por mí como: 'mini-mariachi'), Kevin, Arael y más.

La verdad era que en la preparatoria todo comenzaba a irme de maravilla, podía ir a todos lados (como de mi casa para el centro era una hora en camión, si me enojaba con mis padres, demoraba fuera de la casa), comenzaba a sentirme libre de todo peligro y golpe que antes temía en la casa. Empezaba a creer que mi casa era la preparatoria con todas las personas que quiero y amo, y que mi prisión era lo que se llamaba casa, donde siempre habían cosas malas.

Últimamente con los meses comenzaba a quedarme más y más tarde ya que todos nos preparábamos para la Pastorela de la ciudad en la Casa de la Cultura.

El Fin de Mi Ocaso [Stephen] (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora