MIS DOS AMORES

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Nací y crecí en Brooklyn, hijo único de un matrimonio inmigrante irlandés, crecido a la usanza antigua, donde la caballerosidad, el respeto, la honradez, la lealtad y la fidelidad eran imprescindibles.

Curioso pero cierto, nací durante la Primera Guerra Mundial, crecí entre guerras de la mfia italiana, para luchar durante la Segunda Guerra Mundial, mi vida se fincó entre guerras, para alguien que soñaba la paz.

Mamá y yo quedamos solos cuando aún era muy pequeño, de papá tengo pocos recuerdos; mi madre lo era todo, una mujer maravillosa por dentro y por fuera, hermosa cual estrella, era alta, espigada, de ojos azules, profundos y enigmáticos como el mar, fuerte, valiente, decidida; una mujer emprendedora para su época y edad, quedó viuda muy joven y tuvo que luchar, enfrentarse al machismo, nacionalismo y la desigualdad, era una gema divina en un caos descomunal.

Pero el amor a mí, su hijo, la hizo levantarse, enfrentarse a la dura vida y triunfar. Gracias a ella conocí por primera vez el amor, el amor puro, limpio y desinteresado, lleno de sacrificio, bondad y ternura, el amor de madre, un amor muy especial.

Ella me enseñó a pelear, a luchar por lo justo, por el débil, por el amigo, por el hermano, que la familia era sagrada y que la mujer era una rosa que se cuidaba como tesoro en el alma.

Me enseñó a no desistir, a jamás claudicar, a que siempre en el más oscuro panorama existe una luz de esperanza, algo a que aferrarme y ganar.

La vida y la naturaleza me hicieron débil de cuerpo, pero fuerte en mente y corazón, esa maravillosa mujer llamada madre templó mi espíritu de valentía, orgullo y devoción. Me enseñó que no importa el número de caídas en mi vida, sino la capacidad que tuviera para levantarme, que mis sueños son reales desde el momento en que decido lograrlos, que no hay imposibles, que no hay límites cuando de defender lo que amas se trata.

Ella fue la primera mujer en mi vida, mi hasta entonces más grande amor, mi madre.

Si hablamos de mujeres estaré perdido, mi condición física no ayudó en lo absoluto, era el patiño de Bucky, su amigo, su compañero, su primo, nunca yo "Steve", jamás.

Mujeres iban, mujeres venían sin siquiera mirar a este chico enquencle que a su lado pasaba, una y otra vez, día tras día por las calles de la ciudad.

Pasó el tiempo y se me brindó una gran oportunidad, aunque la mayoría me consideró un conejillo de indias, yo lo veía como mi deseo de ayudar a la humanidad, y fue ahí donde apareció ella, una mujer fuerte, valiente, osada, pero no por ello dejaba de ser bella y delicada.

Castaña, de ojos cafés, con una sonrisa sinigual, me observaba distinto a los demás, en ella no había compasión, lástima, pena, ella me miraba con inquietud, asombro, cariño e igualdad. Era encantadora y yo....uno de los pocos hombres que la podía contemplar.

Me conoció antes de todo y podría jurar que se enamoró de mí, como yo de ella, de ese chico débil y flacucho, falto de músculo, pero de gran corazón y deseo de ayudar.

Vino la transformación en lo que ahora soy, un hombre fuerte grande, musculoso, tal vez descomunal, sin embargo ella seguía viendo al verdadero hombre, a ese chico de Brooklyn que la amaba como a nadie jamás.

El destino jugó en nuestra contra, un avión, un glacial, todo se hizo uno y mi destino fue fatal, dormí por más de 70 años, para luego despertar en una época distinta, muchos años adelante, para mi una triste realidad.

Lo había perdido todo, mi familia, mi tiempo, mi futuro y a la mujer que pude amar; me sentí perdido, devastado, extraño en mi propio mundo, sobre pasando la realidad.

QUE ES EL AMOR? (Romanogers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora