Gracias

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- ¡Qué linda!- exclamó la Eugenia, una mujer rubia de ojos claros de perfecta piel bronceada y encantadora sonrisa.

- ¡¿Quién es la chica milagrosa que puso a mi hijo de novio?!- consultó Federico, un hombre castaño de piel bronceada y sonrisa perfecta.

Resultaba ser que todo entorno a Gastón era perfecto, incluso su familia, ¿cumpliré los requisitos para ser parte de esta vida perfecta? ¿Y si soy la única cosa imperfecta que lo rodea? De pronto, la mamá de Gastón me estaba abrazando.

- ¡Gracias! Creí que este día no llegaría.- decía ella.

- Qué dramática, mamá.- la detuvo Gastón.

- ¿Y cómo se conocieron? Espero que concuerde con mis fanfictions.- declaró ella haciendome entrar a la casa.
- No sabía que tu mamá le gustaba escribir.- dije sorprendida a, voy a decirlo, mi novio.

- Como vive viajando, no tiene alternativa que imaginar cómo sería la vida de su hijo.- me indicó señalándose.

- Es verdad.- asintió su padre.- Y son grandes historias, creo que podría incluso llegar a ser best-seller.

- Aw, gracias darling.- oír a la mamá de Gastón hablar, era como oír a una niña llena de sueños, esperanzas y energías.

- Ahora voy a tener que adaptar los rasgos de la chica del fanfic a Nina. Contame, querida, ¿cómo conociste a mi principito?

- Nos conocemos del colegio.- respondió Gastón.- Y la verdad es que estábamos por cenar.

- ¿Sos una chica nueva o cómo surgió el love?- me preguntó Eugenia.

- Bueno, la realidad es que soy un año más chica.- dije tímidamente. - Hablé con Gastón por primera vez en el Jam & Roller, cuando un día se me cae un libro...

- La Otra Cara de Saturno.- acotó Gastón.

- ¡Como en el fanfiction! ¿Qué te dije, Fede? ¡Yo sabía que mi había que dejar a Gasty patinar! Gracias a ello conoció a la chica de sus sueños.

- Es verdad, cielo.- asintió el mayor.
- ¿Y desde entonces se hablan?- consultó ella.

- Sí.- asentí mientras Gastón dijo no.- Bueno, sí pero no, es complicado.- dijimos al unísono.

- Pónganse de acuerdo, chicos. Mientras voy a ver la cena que debe estar lista. Fede, vení conmigo.- dijo yendo a rescatar su sopa dejándome a solas con su hijo.

- Me agradan.- declaré.

- No me tenés que mentir, a mí también me ponen nervioso.- dijo casi en susurro.

- ¿Por qué hablas así?

- Pueden estar escuchando.- me explicó en el mismo tono.

- ¿Te avergüenzo?

- No vos, ellos.- admitió.

- Créeme, no son peor que los míos.
- Los míos dan diabetes de lo mucho que se quieren.

- Por lo menos se quieren.- dije perdiendo el apetito.

- Nina, tus papás sí se quieren.

1. Niebla| Gastina (Completada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora