Sakura seguía sentada en la silla de madera del médico del castillo. Su rostro estaba algo pálido y sus manos comenzaron a temblar un poco. Aunque el anciano no lo notó. Tragó saliva tratando de no asustar al hombre.
- ¿Le puedo pedir un favor? - Dijo la chica tratando de fingir alegría. Se supone que era como debía estar.
- Claro... dime. - Dijo el hombre atento a sus palabras.
- ¿Podría no decirle nada a nadie? Prefiero ser yo quien les de la noticia a los Señores Namikaze y a Naruto. - Dijo Sakura tratando de sonreír.
- Claro, me parece bien. Enhorabuena. - Dijo el hombre sonriendo y poniendo su mano en el hombro de la chica.
- Gracias... - Dijo Sakura apartando la vista.La chica se despidió con una sonrisa y salió de la habitación. Al cerrar la puerta se apoyó de espaldas en ella mientras que notaba que le faltaba el aire. Sus piernas estaban temblando.
- "Sabia que esto pasaría tarde o temprano... pero... no tan pronto..." - Pensó Sakura tratando de respirar. - "No se... si estoy preparada..." - Dijo después mientras una solitaria lagrima salía de su rostro.
Sakura tenía solo 16 años. Aun se sentía muy joven como para asumir una responsabilidad así. Obviamente esa posibilidad nació en el mismo momento de la noche de bodas. Pero tenía la esperanza de que tardase más. Mejor dicho, casi no había pensado en eso.
Ahora se imaginaba con una vida creciendo en su interior. Tenía miedo, realmente tenía miedo de lo que estaba por llegar. Más incluso que el día que le dijeron que se casaría con un completo desconocido.
Sakura trató de despejarse bien la cabeza. Fue a su habitación un segundo a lavarse la cara para tratar de calmarse. No quería decírselo a nadie por ahora. No se sentía con fuerzas de decir algo así.
Tras eso, bajo al comedor donde todos la estaban esperando. Naruto le pregunto cómo estaba y ella le mintió, sintiéndose profundamente mal haciéndolo, y le dijo que el médico le había dicho que simplemente no comiese mucho hoy.
La chica se sentó al lado de su esposo, como siempre, y comenzó a desayunar. Aunque no tenía nada de hambre. Tras eso Naruto se fue a entrenar con unos nuevos reclutas y con Sai a la vez.
Sakura se disculpó ante Kushina y le dijo que hoy no se encontraba nada bien. Le pidió permiso para ausentarse en sus obligaciones. La pelirroja obviamente le dijo que sí. Y Sakura se encerró en su cuarto juntos con sus emociones y pensamientos.
Mientras tanto Naruto estaba junto a Sai observando a los 30 reclutas nuevos que hoy tenían delante. Estaban a unos quince metros de ellos dos.
- No entiendo muy bien que hago aquí Naruto. - Dijo Sai mirando al rubio.
- Sai... cuando empezaste a entrenar conmigo. Dijiste que no te rendirías nunca ante nadie. Que seguirías siempre en pie y que morirías antes de abandonar. Entrenando eso es fácil de decir. ¿Lo mantendrás en el campo de batalla? - Preguntó Naruto mirándole a los ojos.
- Por supuesto. - Dijo Sai muy decidido mirándole a los ojos también.
- ¿Morirás por el país de las nieves? ¿Por Soragakure? ¿Por mí y cualquier miembro de mi familia? - Preguntó Naruto dándose media vuelta.
- Sin dudarlo. - Dijo Sai sin vacilar.
- A partir de hoy eres Capitán del ejército de Soragakure. - Dijo Naruto haciendo que Sai abriese los ojos como platos. - Y tu primera tarea será determinar el destino de estos 34 hombres. Yo te supervisaré. - Dijo Naruto mirando a los reclutas.
- Yo... esto... ¡¡Gracias!! - Dijo Sai haciendo una reverencia.
- No me las des... simplemente haz tu nuevo trabajo. Ya sabes, divídelos entre los que no son aptos, los que tienen que entrenar y los que ya pueden ser soldados. - Dijo Naruto señalándolos.
- ¡Si, Señor! - Dijo Sai algo emocionado la verdad.Bastante feliz Sai fue a hablar con los treinta hombres. Como hiciera Naruto en el pasado los separó en grupos de dos y los hizo luchar entre ellos. Naruto y Sai los observaban. En aquel momento llegó Kushina.
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Juego De Tronos
FanfictionNaruSaku El prólogo es un poco largo Espero que les guste :)