No te duermas..., aún.

La Leyenda (7/8)

- Dinos anciano: ¿cómo puede cambiarse o transformarse un pensamiento, si este es etéreo, no tiene forma física y por tanto no puede tocarse? - Inquirió una voz ávida de curiosidad.

- ¿Necesitas ver la invisibilidad del aire para saber que está ahí?
Así es el pensamiento, como el aire, pues basta tu aliento para modificar su forma aunque no la veas.
- No lo entiendo.
- Todo lo que puedes observar o palpar, no es más que una ilusión a la que tu mente da forma porque todo es energía, incluyendo la piedra que ahora yace a tus pies. El pensamiento también es energía, por tanto, si logro condicionarte, influenciarte, manipularte a base de mentira y engaño aprovechándome de tu falta de conocimiento, entonces pensarás como yo quiero que lo hagas bajo una prisión emocional de la que no podrás escapar aunque sus paredes sean invisibles.

- Maestro: yo te comprendo, pero controlar mi pensamiento para darte mi rebaño es una cosa y hacerte con él otra.
- Si pretendo hacer mío algo que tú posees sin usar la fuerza, lo primero que haré será buscar sutilmente un hueco en tu debilidad. Tu falta de sabiduría, me mostrará el camino. Y si para ello debo mentir para conseguir mi fin, lo haré, pues cuanto más grande sea tu ignorancia, más fácil será sumirte en la confusión para después someterte emocionalmente a mi voluntad, bien de modo pacífico o por el contrario por el uso de la amenaza, extorsión o chantaje. En otras palabras; me adueño de tu miedo y éste te hará transigir en mi favor sin mayor esfuerzo. Así me entregarás como un cordero, lo que yo como lobo codicio de ti.

- Dime viejo, ¿y si no quiero entregártelo? - Preguntó una mujer.
- Si invento una idea o teoría aunque sea falsa y la repito mil veces con seguridad y poder de convicción, conseguiré convertir la mentira en verdad y tú por ignorancia la creerás, porque no osarás desconfiar de quien exhibe argumentos persuasivos aunque estos sean inciertos. Yo lo conseguiré aplicando mi astucia y tú me lo entregarás por flaqueza, inseguridad o miedo.

- ¡No lo tendrías tan fácil! - Replicó de nuevo la mujer.
El viejo se acercó a ella cogiendo con suavidad su mano.
- Si difundo que en una aldea situada diez pueblos más allá, adónde ni tú ni tu rebaño jamás habéis llegado, hubo una epidemia que ha diezmado a mil cabras y yo te digo con seria dosis teatral, que por el iris de sus ojos y el color de sus orejas una de tus cabras está enferma por contagio aéreo, tú, antes de conceder beneficio a la duda, matarás a la enferma por temor a que contagie al resto de tu rebaño. Cuando abandones el cadáver y salgas huyendo por miedo a la enfermedad, yo estaré esperando para llenar mi estómago. La propaganda se basa en hacer creíble la mentira.
- No es tan fácil engañarme. Yo sé muy bien si una de mis cabras está o no enferma. - Arguyó un pastor cercano al sabio.

- Imagina que te pido realizar un sacrificio en honor al dios que anoche visitó mis sueños, solicitando dignificar su gloria en un banquete al que tú como anfitrión estás invitado, añadiendo que ello te reportará la divina protección para tu rebaño. Te digo amigo mío que con toda seguridad accederás, porque no osarás poner en tela de juicio mi palabra cuando todos vosotros acudís a mí para pedir consejo. Si desconfiases de mi palabra, emplearé una convincente oratoria explicando que dios quiere a toda tu familia en el banquete contigo presidiendo la mesa. Y si aún sigues negándote, te diría que tu decisión puede provocar la ira de un dios que no admite negativa ni protesta, quedando sentenciado por castigo divino a una plaga capaz de exterminar todo tu rebaño.

En verdad te digo querido hermano que veo poco probable tu negativa, porque no concederás lugar a la duda por temor a la condena. Así de esta forma mis leales seguidores y yo, llenaremos nuestros estómagos ante el éxito del engaño gracias a tu falta de conocimiento..., tu miedo.

Una vez descubierto tu pánico el resto es fácil. Aunque no quieras me darás lo que deseo, pues mi astucia siempre será más poderosa que tu ignorancia.

- Yo soy fuerte y nunca he sentido miedo. ¿Por qué debería sentirlo ahora?
- El miedo nace de lo desconocido. Si codicio algo de ti pero no me das motivo para conseguirlo, puedo ser capaz de crearte un problema incluyendo una premeditada solución como antídoto que a mis deseos satisfaga cuando a mi vengas pidiendo mi ayuda. Tened en cuenta que cuando el miedo te supera, dejas de ser libre para convertirte en esclavo de las intenciones de la persona que lo genera. Debéis entender que la diferencia está en que el poder siempre te controlará bajo la amenaza de producirte un daño en mayor o menor cuantía, pero jamás podrá hacerlo mediante el amor. Esta es la dicotomía natural más importante de la vida.