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Los salones eran algo diferentes hablando del tamaño, ya que ahora eran mucho más enormes, pero conservaron el mismo estilo rustico y elegante de siempre.

Las paredes de estos son de un color crema, con una especie de material piedroso. Los ventanales eran grandes, de madera, con un olor tan penetrante a pesar de llevar años de ser creada. Tenían un aire acondicionado súper potente; era bueno para cuando hacía mucho calor, pero cuando la estación de invierno llegaba, mantenía el lugar fresco. Literalmente nunca salías del frío.

En el techo estaban unos candelabros de cristal con una figura de rombo muy elegante. Justo en medio de éstas había un proyector para las clases interactivas; venía en conjunto con el pizarrón blanco que estaba en la pared.

En los alrededores habían mapas conceptuales hechos por alumnos de generaciones pasadas e imágenes de empresas extranjeras de marcas muy conocidas. En cada esquina se encontraba situado una especie de casillero largo de metal degradado en azul. Muy bonitos a decir verdad. Era un poco informal debido al estilo del aula, pero daba color y resaltaba con las paredes.

Después de la breve vista a los alrededores, posé mi vista en los asientos y escritorios en los que trabajaríamos. Estos eran de color rojo, bueno; la parte que conformaba el metal era negra y el asiento y el respaldo rojo. Los escritorios eran totalmente negros para dos personas. Había un pasillo que llevaba a los asientos. Estos en sí eran escalones. En un escalón habían cuatro asientos y dos escritorios que eran separados por el pasillo por los escalones en la parte media, es decir: había dos asientos de un lado y dos del otro. Los escalones que dividían las mesas, eran grandes conforme subías. El primero era el más chico por lógica, pero el siguiente aumentaba, el tercero era más grande y el cuarto más que el tercero y así.

Ya había gente ocupando asientos. Quedaban pocos lugares y la mayoría eran de personas solas como yo. No tenía la mínima intención de acercarme a ellos, pero no había de otra. Algunas caras se me hicieron conocidas al momento de subir escalones ya que su vista se posaba en mí, pero no me atreví a ir y saludar como debía. Acomodé un poco mi cabello por nerviosismo y me detuve como en el décimo escalón. Observé los dos lados que pudieron haber sido mi posibilidad a sentarme, pero del lado izquierdo habían dos chicos ocupando los lugares. Mi vista fue a dar a la derecha y ahí estaba un chico solo. Me acerqué un poco y éste me miró unos segundos para después regresar su vista al frente.

Con un intento de sonrisa en mi rostro y con las manos agarrando la correa de mi mochila, me senté en el asiento vacío. Miré a la persona sentada al lado mío, pero fue apenas un pequeño contacto visual: lo suficiente para ver el arete en su oreja. Su cabello era rubio y estaba cubierto por un gorrito de franela negro. Estaba formulando algún tipo de pregunta o comentario que pudiera hacer para romper el hielo, pero como si él hubiese adivinado la incomodidad en la que me encontraba, habló:

一De tantos asientos libres...一bufó.

Lo miré confundido. ¿Estaba molesto porque me había sentado aquí? O tal vez le cuidaba el asiento a un amigo. Mierda. También era mi culpa por haberme sentado sin preguntar.

一Disculpa, ¿ya tienes compañero? 一le miré mientras preguntaba.

一No.

Mi confusión se hizo más grande. Si no tenía compañero, entonces me dijo eso porque le molestaba que me sentara aquí. Tal vez sólo tenga miedo y por eso actúa tan a la defensiva.

一¿Entonces por qué...?

No pude terminar mi pregunta.

一¿No te puedes sentar en otro lugar? 一me interrumpió de manera hosca.

SOL |Junhwan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora