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|Jinhwan POV|

—Necesito que me lo digas.

—No tengo nada interesante para decirte —miré al lado contrario para evitar verlo a los ojos.

—Hey —tomó mi barbilla y me hizo verlo. Su tacto seguía siendo muy incómodo, pero no desagradable—, está bien, ya no insisto.

Tragué y moví mi rostro para que me soltara—. Gracias...

—No te pongas así. Es normal que si me gustas tanto, me interese por ti...y por si estás soltero —pasó su brazo por mi hombro—. Y aunque estuvieses con alguien, te pretendería igual.

Habló tan cerca de mi oído que sentí un fuerte escalofrío recorrerme entero. Tal vez es por lo que me dijo o por el clima de hoy.

La noche era cálida, con aire fresco, con un cielo precioso. Simplemente perfecta. Pero a pesar de esa perfección, mi cuerpo temblaba demasiado.

Tenía puesto un suéter como dos tallas más grandes que la mía y me sentía descubierto. El abrazo de Suga me hizo sentir algo extraño pero con una sensación de calor muy gratificante para mi cuerpo.

—No digas tonterías —lo empujé suavemente.

Éste se apartó del abrazo por un instante, pero después de segundos regresó a mí. Sus ojos me inspeccionaban con cierto brillo en ellos, con curiosidad, como si estuviera viendo alguna especie de piedra valiosa.

—Eres tan adorable —tocó la punta de mi nariz con su dedo.

Me sonrojé un poco y de nueva cuenta lo empujé. El chico decía tantas cursilerías desde que le "permití" ser mi pretendiente. La verdad lo hice porque sé que se iba a cansar de insistir...pero al paso que voy, lo más probable es que se haya animado más.

Hace una semana que Suga y yo nos juntamos en clase y algunas veces fuera de éstas. B.I me hizo un fuerte sermón porque decía que no tenía yo el derecho de buscarme a otro amigo guapo; juro que estaba asfixiándome de la risa por ser tan malditamente infantil. Le besé la frente y le aseguré que él siempre iba a ser mi mejor amigo, además Suga buscaba algo más que una amistad conmigo.

Es increíble que aún con dudas al respecto del ya mencionado chico, lo deje que se acerque tanto a mí. Es decir, le permití hablarme, besarme la mejilla siempre y cuando sea para saludarnos o despedirnos, y que dijera todas esas cosas cursis porque no podía callarlo. Cada vez que intentaba hacerlo, me cantaba y me leía un poema. No sabía si sentirme avergonzado o si patearlo por escandaloso.

El punto es que Suga es agradable. Todas las cosas que había pensado de él estaban totalmente fuera de lugar. Él es tan adorable y juguetón...pero sólo conmigo.

Supongamos que Suga entra a clases y no estoy yo: lo que normalmente hacía era poner una cara de pocos amigos y lucía aburrido. Pero apenas me lograba ver y hasta su postura cambiaba. En cierto punto me hacía sentir especial...pero como he mencionado antes, es algo incómodo.

Mi rubio "amigo" si se puede decir así, es adorable y muy sonríente.

—Odio que me digas que soy adorable.

—Odio que digas que odias que yo diga que eres adorable —contraatacó.

—Pues yo odio que me digas que odias que yo odie que me digas adorable.

—Ya, ya, tú ganas.

Sonreí y me senté en la orilla de la banca. Suga simplemente miró hacia el cielo y dió un fuerte suspiro.

—¿En qué piensas? —susurré.

—Te pondré incómodo...

—¿Desde cuándo te importa?

SOL |Junhwan|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora