Capitulo 2 "Una dulce sensación"

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Felicidad. Me siento bien. Muy bien. Me siento libre. Como si de un pájaro me tratara. Siento que podría saltar por la ventana ahora mismo y echarme a volar, evitando la caída desde los diez metros que separaban la ventana de mi cuarto del suelo. Siento que podría volar por encima de los altos edificios de Newside. Siento que nada podría pararme. ¿La explicación de mi repentina felicidad? Ni yo misma lo sé. Me baso en que me encuentro en unos de esos momentos que antecede a una inmensa depresión, a un momento triste. Pero espero equivocarme, porque no quiero dejar de sentir esto. Me tumbo en la cama, alegre, relajándome, estirando cada uno de mis músculos, y una tonta e inexplicable sonrisa se forma en mis labios. Llevo así desde que me levanté. Y no creo que se debiera que era primavera. Ni a que fuese un hermoso día, soleado, muy soleado. Incluso parecía todo más brillante. Tampoco creo que se debiese a que en diez minutos tendría que estar en casa de Clare. Espera...¡En diez minutos! Y su casa estaba a un cuarto de hora a pie. Me matará. Siempre llego tarde.

Me levanto bruscamente, agarro mi chaqueta y salgo disparada al salón.

-¡Anne! Me voy a casa de Clare. Vuelvo en un rato -Mi tia está tumbada totalmente en el sofá. Con los ojos cerrados. Pero cuando le grito se sobresalta, dando un pequeño respingo. Abre los ojos y me dedica una mirada asesina. He vuelto a interrumpir su sagrada siesta.

-Está bien. Y la próxima vez asegúrate de que estoy despierta antes de gritar, por favor -Lucha por no levantarse y soltarme cuatro gritos, lo noto. Y antes de que dé marcha atrás y lo haga me precipito rápidamente por la puerta de entrada, dando un portazo sin pretenderlo. Después me lo reprochará. Así es ella, todo tiene que estar bajo control. Bajo su control, mejor dicho.

-Cinco minutos tarde.

Es lo primero que dice cuando me abre la puerta, señalándome su reloj de pulsera acusadoramente. Mi respiración está agitada, luchando por llenar mis pulmones de aire. He venido corriendo, sin parar, y me va a dar algo. Clare se toma muy enserio la puntualidad, y le molesta mucho que llegue tarde, algo habitual en mi.

-¿No me...vas a dar...ni siquiera un...abrazo? -Me cuesta la vida decirlo y después le dedico una inocente sonrisa, aunque seguramente más bien parece que estoy a punto de desplomarme en el suelo.

Pone cara de que se lo está pensando, pero finalmente se ríe y extiende sus brazos, rodeándome con ellos fuertemente.

-¡Pasa! Tengo mucho que contarte.

Entro a su solitario salón y me siento en uno de los mullidos sofás, hundiéndome en él.

-Tengo algo que decirte -Hace una larga pausa, demasiado dramática

-¿Piensas decírmelo hoy o tengo que esperar a mañana? -Aunque sueno un poco brusca, a ella eso no parece molestarle.

-¡He conocido a alguien! -Y se le escapa un ruidito emocionado.

-¿En serio? ¡Qué bien!

Y de verdad que me alegro por ella, mucho. Nunca la había visto tan contenta. Para mí era normal que ella estuviese ausente de vez en cuando, dejándose llevar por su mente, sin prestar atención a nada más. Pero estaba claro que ella no solía ser así, no antes de aquella pérdida, la cual unió nuestros caminos.

-May, él es perfecto. Sabes que yo no soy de enamorarme con facilidad, que es difícil que me fije en alguien y me plante estar con esa persona un tiempo. Pero él es diferente. Me entiende, me comprende y me quiere

-Clare, me alegro un montón por ti. Ya era hora de que alguien te diese todo el amor que mereces.

-Gracias. ¿Sabes? Tengo que presentártelo. Te gustará, os llevareis bien.

Le dedico una amplia sonrisa, observando cómo se le mueve alegremente la rubia coleta de un lado a otro y como abre sus grandes y oscuros ojos, mientras me cuenta una de las muchas citas que han tenido. Lo bien que se lo pasan. Lo feliz que es.

Dulce May (DTHE#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora