No me quedo a dormir en casa de Clare como había planeado desde que puse un pie en la puerta y el pensamiento de que sería una gran noche cruzó mi cabeza. No podía imaginar que acabaría caminando sola por Hold Street, bien entrada la noche, con tacones en mano y el cuerpo agarrotado. Sintiendo el frío asfalto acariciar mis desnudos pies.
No podía saberlo.
Por eso cuando sentí un enorme peso en mi pecho, el peso de la culpabilidad, me fui de allí. Era justo el motivo que estaba esperando para desaparecer, el destino me lo había proporcionado.
Un coche pasa a alta velocidad por mí lado, justo en el otro carril, haciendo que casi pierda el equilibrio por el viento que produce al cortarlo como una bala.
-¡Se puede saber que haces, loca! ¡Ve por la acera! -Su voz se apaga conforme se aleja, arrastrada por ese viento.
Sí, voy en medio de la carretera, arriesgándome a que la suerte no esté de mí lado y acabe atropellándome otro conductor como el que acaba de pasar. Tampoco es que me importe tanto. Si lo hiciese iría por la acera, como un peatón normal.
De nuevo el número treinta y dos se eleva ante mí, pero esta vez él no estará en su precioso coche, aparcado en la puerta, esperando a que entre en el edificio.
Agarrando un manta me preparo para dormir en el sofá. No me he desmaquillado y sé que el vestido no puede estar en peores condiciones, cuando me lo quite probablemente tenga que tirarlo, pero no tengo fuerzas para ir a mi habitación. Y el sofá es realmente cómodo.
Me pesan los párpados y cuando estoy a punto de caer rendida alguien trastea la cerradura de la puerta principal.
Es todo lo que necesito, que me roben, que me violen o que me maten. O todo a la vez.
El pánico me recorre el cuerpo, haciendo que mí pulso corra más rápido y provoque mi característico castañeteo de dientes que sólo ocurre cuando estoy muy nerviosa o cagada de miedo. Es lo último.
Me pongo en posición defensiva tras el sofá, mirando a la puerta, y cojo lo primero que pillo que me sirva para atacar. Un cojín. Sí, con esto seguro que el intruso correrá despavorido.
La puerta cede y tras ella entra una silueta tambaleante. Tacones repiquetean en el suelo. ¿Una mujer con tacones es mi ladrona?
Todo está oscuro, no veo su cara. Da la luz y tengo que pestañear varias veces para acostumbrarme.
-¿Anne?
Mi tía se encuentra en el umbral de la puerta, con un vestido. Un vestido, negro, normal y precioso. Nunca pensé que ella los usase, no suele arreglarse. Su pintalabios está un poco corrido y su pelo es una maraña.
Cuando me mira ella está más asustada que yo.
-May ¿Qué haces aquí? ¿Pensaba que te quedarías en casa de Clare?
-Más quisieras -Le digo con más desprecio del necesario.
-¿Una mala noche? -¿Acaba de ignorar mi maleducado tono? Y lo más extraño ¿Se interesa por mí?
-De las peores -Admito resignada tras un pesado silencio- ¿Y...tú?
-He estado un rato con... -Para, pensando si de verdad quiere propiciarme esa información- ¿Y a ti que te importa?
Vuelve a ser la misma persona fría y borde. Ya creía que estaba mala.
-Hace un rato me has preguntado tú, pensaba que lo correcto era...
-Vete a la cama. No me apetece hablar -Ha vuelto a levantar su impenetrable muro.
Se aproxima al pasillo, hacia su habitación. Pero se lo impido.
-Tú. Yo. Sofá. Ahora -Le doy las indicaciones.
-Tengo sueño, quiero ir a dormir. Justo como tú deberías estar haciendo.
-No soy una cría para que me digas lo que tengo que hacer, y tú y yo necesitamos hablar.
-No tenemos nada de qué hablar -dice lo más fríamente que su cansancio le permite.
-Tita -Es la primera vez que me refiero a ella de esa manera. Bueno, antes lo hacía, pero desde el accidente ella me mira mal cuando se me escapa. Hoy me da igual-. Llevo cinco malditos años contigo. Durmiendo en la misma casa, trabajando en la misma cafetería. Eres la hermana de mis padres, eres mi tía y eres de las pocas personas que me quedan. Te guste o no. Y estoy harta de que me ignores, sólo te pido que me... que me quieras. -Se me quiebra la voz.
Su mirada refleja dolor. Coge aire, como si fuese a hablar, pero sólo escapa de su boca un triste y melancólico suspiro. Me agarra de los brazos y suavemente me empuja a un lado, dejando libre de nuevo el camino a su habitación. Me giro y la observo caminar hacia ella, cerrando la puerta tras su espalda.
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Dulce May (DTHE#1)
ЧиклитNunca unos ojos verdes han acarreado tantos problemas. Nunca un par de miradas tantas mentiras. Y mucho menos un accidente de café tanto dolor. Pero cuando May encuentra a Harry todo cambia. La vida le ha dado la espalda tantas veces... Ya no hay e...