-No entres ahí, no entres...no...
Tapo mi cara con ambas manos, dejando una pequeña rajita. No me quiero perder esta parte aunque esté aterrorizada.
-Eres una miedica.
Le dedico una mueca molesta, a lo que él me responde guiñándome un ojo.
-Os dije que no me gustan las películas de miedo. Habéis alquilado la peor.
-Vamos, May, tampoco es para tanto.
Clare se acurruca más en los brazos de Harry y lo observa, encontrándose con su verde mirada. Él le acaricia la cara y juntan sus labios.
Ya empiezan otra vez.
Aparto la vista y la dirijo a la película, está en la parte más terrorífica, pero prácticamente no le presto atención. Sí, como habéis adivinado, sobro aquí. Es una rutina que llevamos haciendo durante las últimas semanas. A Clare se le ocurrió la estupenda idea de quedar todos los Martes por la noche para ver una película, y así, intentar que Harry y yo seamos más cercanos. Pero lo único que hago es comer palomitas, quejarme sobre la película y aguantar el dolor que me provoca verlos besarse. Es tan penoso como parece.
Carraspeo y se separan rápidamente, dejándome ver a una Clare sonrojada, con los ojos brillantes, felices. Y eso hace que me sienta aún peor. Peor por desear algo que no puedo tener, ni debo.
Y sí, me gusta Harry, desde que lo vi la primera vez, lo admito. Intento no darle importancia, pero cada vez me atrae más y no puedo evitarlo. Es incontrolable y me está volviendo loca, pero intento disimularlo lo mejor que mi acelerado pulso me permite.
Por fin aparecen los créditos finales, la película ha acabado. Me levanto del sofá y enciendo las luces.
-Será mejor que me vaya, es tarde y me espera una larga mañana de miércoles en la cafetería.
Agarro la fina chaqueta que traje por sí refrescaba y me dispongo a salir del salón.
-Yo también me voy.
Harry se levanta, desprendiéndose de los brazos de Clare.
-No te vayas. Quédate un ratito más -Le hace pucheros y por un segundo, sintiendo pena por ella, me dan ganas de insistirle yo también en que se quede. Pero no digo nada. A mí no me interesa lo que ellos hagan, no me tengo porque meter en sus cosas de pareja. Y también lo hago porque soy egoísta, una pequeña pero potente parte de mí no soporta que estén tanto juntos.
-Lo siento preciosa, pero sabes que mañana tengo que levantarme temprano.
-Está bien -Acepta resignada.
Nos acompaña a la puerta y se despide de nosotros. Dos besos para mí y un piquito para Harry.
-¿Quieres que te lleve? -Me pregunta cuando Clare cierra la puerta tras nosotros.
Me lo pienso unos segundos. ¿Estaría mal?... No, claro que no. Clare quiere que seamos amigos y eso es lo que hacen los amigos. Ayudarse. ¿Verdad?
-Claro -Me dedica una amplia sonrisa y nos encaminamos al coche.
Me abre la puerta del copiloto como todo un caballero, para después rodear el coche y sentarse a mi lado.
-¿Dónde vives?
-En el número treinta y dos de Hold Street.
Arranca y se incorpora a la carretera. Miro por la ventanilla, distraída.
-Sabes -rompe el silencio que, de un momento a otro, se había creado entre nosotros-, estaba pensando que dentro de poco es el cumpleaños de Clare, y me gustaría hacerle algo especial.
-Sí, a mí también. No todos los días se cumplen veintitrés años- Mis ojos se posan en él y me permito observar su perfecto perfil. Es realmente guapo.
Nota mi mirada y me la devuelve, pillándome desprevenida. Ríe suavemente, y no entiendo el porqué... ¿Me he perdido algo?
-¿Por qué... Por qué te ríes? -Me atrevo a preguntar.
-Es solo que, bueno, cuando cumplí veintitrés me desperté desnudo en medio del campus con una nota pegada en la frente que decía "¡Felicidades! Tus mejores amigos te desean un buen día". Se pasaron el resto de la mañana y toda la tarde, incluso por la noche riéndose de mí y haciendo comentarios burlones.
Suelto una risotada.
-Tu cara de sufrimiento lo dice todo -Digo entre carcajadas.
Suelta un bufido de molestia fingida para después unirse a mí.
-Una fiesta -Dice al rato, cuándo acaba de reír-. Eso es lo que le podríamos hacer. Una fiesta sorpresa para Clare.
-Sólo queda un par de días, tenemos que organizarlo rápidamente, pero todo tiene que salir bien.
Se queda callado, pensativo, meditando la idea.
-¿Quedamos mañana y lo organizamos?
-Claro -Se escapa de mi boca antes de que pueda pensarlo.
Y me arrepiento al instante. Él y yo, solos. No, no puedo. Estaría traicionando a Clare...
Vale, definitivamente me estoy volviendo paranoica. Sólo iremos a organizar la fiesta, punto final. No es nada malo. Pero claro, no es malo si omitimos que me gusta Harry, el novio de mi mejor amiga, y que la estoy traicionando de pensamiento.
Necesito parar.
-Te recojo en la cafetería cuando acabes.
Asiento tímidamente con la cabeza y vuelvo a mirar por la ventanilla, sin intención de seguir pensando en estupideces. Pasa muy poco tiempo hasta que, finalmente, el edificio número treinta y dos se eleva sobre nosotros. Hemos llegado y casi no me he percatado.
Me giro y él me está mirando.
-Bueno, entonces, hasta mañana.
-Adiós -Levanta la mano en un gesto de despedida, dando el momento por concluido.
Pero parece que a mi nueva parte incontrolable no le basta y me acerco a él, dándole dos besos. Harry se queda un poco aturdido y yo me sonrojo fuertemente. Abro la puerta y salgo rápidamente del coche, cruzo la calle y camino con la cabeza alta, arrastrando el orgullo que me queda, intentando parecer segura. Pero el sonrojo ya me ha delatado, y creo que él no lo ha pasado por alto. Saco las llaves y con manos nerviosas abro la puerta, introduciéndome en el familiar edificio, tan frecuentado por mí durante estos últimos cinco años.
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Dulce May (DTHE#1)
Literatura FemininaNunca unos ojos verdes han acarreado tantos problemas. Nunca un par de miradas tantas mentiras. Y mucho menos un accidente de café tanto dolor. Pero cuando May encuentra a Harry todo cambia. La vida le ha dado la espalda tantas veces... Ya no hay e...