Capitulo 7 "Calladita estás más guapa"

10.7K 968 98
                                    

No puede ser. El destino caprichoso jugando con mi vida otra vez. Cómo no.

-No te preocupes -Me asegura Clare. Creo que se refiere a que intentarán no pisar lo fregado, pero ya no estoy segura, mi mente se ha desconectado-. May, te presento a Harry, mi novio. Harry, ella es May, mi mejor amiga.

Y aquí estoy yo, frente al chico que me ha arrancado suspiros y tarareos involuntarios estos días. Es la última persona que esperaba encontrarme como el novio de mi mejor amiga. Y la última que hubiese deseado.

Se acerca y me da dos delicados besos, uno para cada mejilla, dejando un leve hormigueo bajo mi piel, que continúa cuando se separa. Me sonrojo levemente y rezo para que Clare no se percate, sería aún más incomodo.

-Bueno, May, nos tenemos que ir. Cuando volvamos podríamos quedar los tres.

Me atrevo a mirarlo directamente a los ojos, intentando encontrar algo que me indique que él se acuerda de mí. ¡Por Dios! Solo ha pasado un mísero día desde la última vez que nos vimos. Pero me topo con un mirada de indiferencia, como si ni siquiera le importase conocerme. Y me duele. No en el corazón, si no en mi orgullo.

Me siento como si fuese la cosa más pequeña e inútil.

-Claro...-Logro decir.

Clare no tiene la culpa, tendré que hacer un esfuerzo por ella. No sabe que él es el chico del que hemos estado hablando apenas unos minutos. No sabe que estoy dolida con Harry por no mostrar interés en mí y secretamente enfadada conmigo misma por importarme. Ella no tiene la culpa de las estupideces que se forman en mi cabeza. Pensamientos que si los dijese en voz alta sonarían tontos porque, ¡vamos!, no es la gran cosa. Lo conocí el otro día y sí, me gustó, y sí, es el novio de mi mejor amiga. Me he permitido encapricharme, pero mañana ya se habrá pasado todo.

<<Sobrevivirás>> pienso con cierta diversión.

Clare me dedica una sonrisa agradecida y agarrando la mano de Harry salen de la cafetería, dejándome sola. Bueno, con mi tía. Pero la sensación que se aloja en mi pecho es de soledad.

Agarro fuertemente la fregona, y continúo con mi tarea.

¿Qué estarán haciendo? Tenían prisa. Seguramente estén en el cine. Una imagen de ellos abrazados, comiendo palomitas y compartiendo algún que otro beso se forma en mi cabeza. La pequeña punzada que siento hace que pare en seco de fregar.

<<May, ¿qué demonios haces? Debes estar de broma. No. Puedes. Sentir. Eso>>

Vuelvo a frotar el suelo arduamente. De repente fregar se vuelve muy interesante. No puedo pensar en ellos, tengo que sacarlos de mi cabeza. A mí no me importa lo que hagan cuando estén juntos.

-Cuidado, vas a agujerear el suelo.

Mi tía aparece de los baños, con un trapo en una mano y secándose el sudor de la frente con la palma de la otra.

-He oído un poco de jaleo desconocido hace un rato. ¿Dónde está Clare?

Sé lo que pretende.

-Se ha ido.

-¿Quién era ese chico?

Aquí viene. Ha sido más directa de lo que pensaba.

-El novio de Clare.

-¿No era el mismo de ayer? Al que le serviste el café y con el que después te sentaste, ¿no?

¿Tan pendiente estuvo de mí, cuando prácticamente me echó? Se dio cuenta de absolutamente todo. ¿Notaría también lo incómoda que estaba?

-Sí. Dijo que es un cliente frecuente. -No menciono porqué me senté con él, se me ocurre algo mejor.

-¿En serio? Nunca me había fijado...

-Y me contó que su abuela era la antigua dueña de esta cafetería.

Ahora me toca a mí. En este mismo instante es cuando May Whilst por fin tendrá el valor para intentar profundizar en el corazón de su reservada tía. Si, así mismo.

-Qué casualidad...

-Y que tú la conocías -digo cortante, sin más rodeos.

Se queda sin habla y por un momento pienso que lo he conseguido, pero su mirada ausente regresa y me pone una mueca confusa.

-No me suena de nada.

-¡Oh, por favor! ¡Deja de hacerte la tonta! A él lo conoces, y a su abuela más. -Me altero y se lo digo gritando.

-¡Katherin Lawrence! ¿Contenta?

Sus ojos llamean, me mira tan furiosamente que se que me estrangularía aquí mismo. Se acerca a la barra y arroja el trapo.

-Calladita -Hace una pausa, aguanta la rabia-, estás más guapa.

Agarra su chaqueta y con una última mirada se marcha.

Me vuelvo a sentir como antes: Sola. Pero esta vez totalmente.

Cojo el trapo que ella ha dejado, más bien lanzado, en la encimera y la limpio lentamente, mientras una solitaria lágrima se resbala por mi mejilla. Yo sola me lo he buscado.

Dulce May (DTHE#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora