Capítulo 5 "La mesa del fondo"

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-Ya veo -Intento devolverle la sonrisa, y me quedo así, mirándolo, sin decir nada, como una tonta.

El momento es incómodo. Dejo el café sobre la mesa y me dispongo a irme.

-Así que trabajas aquí... -Sus palabras me retienen y vuelvo a mirarlo.

Intenta sacar tema y yo hago un esfuerzo por seguirle.

-Sí, bueno, ya he acabado por hoy.

-Entonces, ¿por qué no te sientas un rato?

Demasiado directo y yo demasiado torpe, pero mi cuerpo se mueve solo y me siento en la silla de enfrente.

-Por cierto, soy Harry -Me extiende una amplia mano, y dudo por un momento, pero finalmente la estrecho, sintiendo el calor que desprende. Un calor agradable, que contrasta con mi mano fría.

-May.

-¿Sabes? no salió. La mancha no se fue. Tuve que tirarlos.

¿Me invita a sentarme para reprocharme mi desastre? A mi pesar no puedo evitar que mi cara enrojezca.

-Lo siento muchísimo. Por algo siempre estoy detrás de la barra. No hay café que aguante más de tres segundos en mis manos.

No quería sonar divertida, pero él se ríe. Bebe de su café

-Bueno, este lo has traído muy bien, parecías toda una experta.

Ahora soy yo la que se ríe.

-Seguro que lo parecía. Seguro.

Me mira por un rato. Sus verdes ojos clavados en mí. Empieza a incomodarme y me muevo nerviosa en mi asiento. Lo nota pero aun así no para y lentamente desvía sus ojos y mira a su alrededor.

-Este local antes era también una cafetería. La más famosa de Newside. Era de mi abuela.

-¿Enserio? Era la favorita de mi tía. Soñaba con comprarla.

-Mi abuela no pensaba ponerla en venta. Ella adoraba este lugar. Recuerdo cuando tenía cinco años. Solía venir cada día y sentarme en un taburete de la barra, observando como ella recibía a los clientes con su preciosa sonrisa -Me dedica una triste mueca y mira a un punto indeterminado-. Ella murió. La cafetería estaba hasta arriba de deudas y la pusieron en venta. No pensábamos que alguien se interesaría por ella, pero diez años después Anne la compró. Ella era una gran amiga de mi abuela. Casi como otra hija más.

-Anne es mi tía. No sabía que se llevaran tan bien. Siento lo de tu abuela.

-Nadie tuvo la culpa. En esas cosas nadie es el culpable.

El terrible cosquilleo en mi pecho no cesa. Bajo la mirada a mis manos, nerviosa, sin saber que decir.

-Nunca te había visto por aquí. Vengo todas las tardes -Vuelve a hablar.

-Eso es porque trabajo por la mañana.

-Tampoco sabía que Anne tenía una sobrina

-Sí, bueno, no solía estar con mi tía demasiado, pero desde que... -No se lo contaría. Vale que él me hubiese contado lo de su abuela, pero eso no significaba que yo tuviese que mostrarme vulnerable- la cafetería empezó a llenarse hasta los límites de no poder controlarlo sola, me contrató.

-Debe de quererte mucho -Su expresión es divertida y yo no entiendo nada.

-¿A qué viene eso?

-Bueno, tú no eres una camarera muy experimentada, que digamos.

Eso estaba claro, pero prefiero dejarlo como que mi tía me quiere demasiado a decirle que en realidad no le quedaba otra opción. Y eso me duele. Me duele que una de las únicas personas que me quedan no me quiera. Ni siquiera lo intente

-Me...me tengo que ir -Me levanto de la silla, arrastrándola ruidosamente por el suelo. Noto como el llanto se acumula en mi garganta y evito mirarlo.

-¿Te he ofendido? No era mi intención. No eres tan mala, los cafés te salen muy ricos y pensándolo bien, tal vez no se te daría tan mal servir mesas y...

Es gracioso ver como intenta arreglar su supuesta "ofensa" y una desganada risa se escapa de mi boca

-No, no te preocupes, es solo que tengo cosas que hacer -Lo interrumpo. Mis ojos se encuentran con los suyos. Le dedico una bonita sonrisa-. Espero que vuelvas pronto -Maldición. Suena más como una invitación personal que para el beneficio del establecimiento.

-Por supuesto. Esta cafetería es preciosa -Me mira intensamente y me vuelvo a sonrojar por esa descarada insinuación. ¿Qué pretendo? Yo soy la primera que le he coqueteado abiertamente.

Giro sobre mis talones y agarrando fuertemente mi bolso con manos sudorosas salgo de ahí, rápidamente.

¿Qué demonios me pasa? No puedo sacármelo de la cabeza. Harry. Harry. ¿Qué me estás haciendo? Nunca me había parado a pensar en un chico más de unos minutos. Él es diferente. Sus ojos son preciosos y tiene unos labios de infarto. Por no hablar de su suave pelo ondulado, la forma en la que se pasaba la mano por él... Tengo que parar. Algo me dice que nada bueno saldrá de esto. Pero no puedo evitar pensar que algo ha hecho que nos encontremos. Destino. Casualidad. Fuerza superior. Llámalo como quieras, pero sé que todo esto estaba premeditado. Nunca había coincidido con él, y un día deja su rutina de ir por las tardes a la cafetería para ir por la mañana, encontrándose conmigo. Por no hablar de que hoy ha vuelto y que mi tía me ha dicho que yo le lleve el café. Justo cuando iba a irme. Justo cuando iba a perder mi oportunidad de volver a verlo.

Dulce May (DTHE#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora