Capítulo 6 "Sonrisas saladas"

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Tarareo. Espera ¿Tarareo?

-¿Tarareas? May, ¿qué mosca te ha picado?

Clare me mira extrañada, y no la culpo. Yo nunca tarareo, no sé el porqué, simplemente no lo hago. Pero desde que me levanté y me dispuse a ayudar, junto a Clare, a mi tía con la limpieza matutina de los Domingos en la cafetería, no he parado.

-Sí, bueno, ya sabes. Esa canción es muy pegadiza...

-¿Qué canción? -No me mira muy convencida. Deja el trapo sobre la barra y se cruza de brazos.

-Ya sabes esa que... -¿Por qué le miento? No hay ninguna canción pegadiza. Simplemente tarareo. Como una persona normal, que limpia, es alegre y está feliz-. En realidad no tengo ni idea. Es raro ¿Verdad?

-En ti sí. Pero yo -Hace énfasis en su persona- sí sé porque tarareas.

-Pues dímelo porque me gustaría saberlo.

Agarro la escoba y retomo la tarea de barrer el suelo.

-Oh, vamos May, no te hagas la tonta. ¡Si hasta suspiras!

-Es normal que suspire, estoy un poco agotada -Enarca una ceja rubia y niega con la cabeza. Al parecer esa no es la razón-. Dilo de una vez porque sigo sin saber a dónde quieres llegar.

-¡Está clarísimo que has conocido a alguien! -Y como si nada empieza a dar saltitos de alegría- ¿Cómo es? ¿Sois novios? ¿Os habéis besado ya? Podríamos salir los cuatro juntos. Ya sabes, en parejas. ¡Qué ilusión!

Está yendo demasiado lejos.

-¡Para! -Poniendo ambas manos sobre sus hombros paro su ruidoso subibaja- Es guapo, tengo que admitirlo, no somos novios y por supuesto no nos hemos besado. Lo conozco de un par de días, así que olvídate de tu idea de salir los cuatro.

-Bueno, por lo menos cuéntame cómo fue, cómo os conocisteis.

-Vino a la cafetería y le derrame un café encima.

-¿Le derramaste un café? Debes de gustarle bastante para volver -bromea.

Pero aunque sé que es una simple broma, algo en mi interior se remueve y espera que sea verdad, albergando algo de esperanza. Sentimiento peligroso y un rompedor de corazones de primera.

-Repito que nos conocemos de solo dos días.

-¡A eso lo llamo amor a primera vista! No me puedo creer que te hayas enamorado. Tú, la que no cree en "tonterías" como el amor.

No es que no crea en el amor, sólo me da miedo sentirlo y perder, de alguna manera, a esa persona importante para mí. Pero para Clare el amor es todo lo que le queda. Mi amor, y el de su nuevo novio.

-No me he enamorado -Suelto con tono cansado.

Y en eso estoy segura. Puede gustarme, atraerme, pero el amor es algo que necesita tiempo y que no surge de la noche a la mañana. El amor a primera vista no existe.

-Lo que tú digas -Utiliza sarcasmo, pero no se lo rebato. No merece la pena.

Noto como se acerca a mí y, tras arrebatar la escoba de mis manos y dejarla a un lado, me rodea con sus brazos en un profundo abrazo.

-Me alegro de que tú también tengas algo de felicidad, por una vez en mucho tiempo -Su voz se quiebra y sé que de un momento a otro se echará a llorar.

-Sabes, no me hace falta un chico para ser feliz, ni ese ni ninguno -Rompo el abrazo y la miro a los ojos, los tiene aguados y empieza a contagiármelo-. Te tengo a ti, a Anne y a Spike. Ya sabes que le estoy empezando a coger cariño a ese viejo gato.

Se ríe y me uno a ella. Pronto la risa se convierte en un leve llanto de sonrisas saladas y abrazos apretados.

Pero su móvil suena y rompe el momento.

-¿Me disculpas un momento?

-Claro

Se aleja y la observo cómo va de un lado a otro mientras habla, con una tonta sonrisa en la cara. A los pocos minutos corta la llamada y se aproxima a mí.

-Se me había olvidado que había quedado con él, va a venir a por mí. ¿Te importa que me vaya? De verdad que lo siento mucho pero...

-No te preocupes -La interrumpo-, ya casi hemos acabado. Además, es una escusa perfecta para que por fin me presentes al que te roba tanto tiempo libre.

Le ofrezco mi mejor sonrisa, intentando parecer conforme, pero es cierto que últimamente pasa menos tiempo conmigo y no termino de acostumbrarme. Estoy feliz por ella, muy feliz. Pero Clare es mi único apoyo, la única que de verdad me quiere, y me da miedo que la aparten y se vaya alejando poco a poco de mi lado. Nunca he tenido que compartirla.

Con ese pensamiento, el cual es un poco egoísta, me dispongo a fregar. Por el rabillo del ojo veo que se altera de repente.

-¡Ahí esta!

Sale a la calle casi corriendo, esta chica no tiene solución. Continúo con la tarea.

Pasan unos minutos hasta que se oye la puerta abrirse y cerrarse y unos pasos desacompasados aproximarse.

-Cuidado, no piséis lo que acabo de fregar...

Levanto los ojos y miro a la pareja recién llegada.

Dulce May (DTHE#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora