23

9 0 0
                                    

Intente ocultar mi rostro por debajo de las sabanas debido al constante cosquilleo que regresaba una y otra vez a mi mejilla. Me queje adormilada en el momento en que alguien me arrebato las sabanas, pero de inmediato volví a la claridad al sentir los suaves labios que besaban explayadamente cada zona en mi rostro antes de detenerse en mi nariz, para descender lentamente cerca de mis labios. Su respiración se entrelazaba a la mía y deje escapar una aguda risita para abrir los ojos y encontrarme con el hermoso par de verdes esmeraldas.
-Hola linda— saludo con ternura, entregando un corto beso en mis labios para recostarse nuevamente a mi lado.
-Hola— suspire acomodándome aun más contra él.
-¿Qué hora es?— pregunte aun adormilada, recordando que pronto debíamos dirigirnos al trabajo.
-Tarde, supongo—entono despreocupado y lo mire alarmada.
-Harry...—me sobresalte reaccionando velozmente para atravesar la cama por encima de él, con el fin de llegar al reloj en la mesita de noche.
-Auch!— se quejo divertido por el hecho de que prácticamente lo había pisoteado.
-Es tarde!— reclame.
-Lo se...— alargo gruñendo con sensualidad para tomarme de nuevo entre sus brazos y llevarme contra el acolchado, aprisionándome con su intimidante cuerpo.
-¿Qué haces?... tendremos problemas— me queje sin tolerancia.
-Louis nos cubrirá... él se encargara de decirle a John que fuimos a la prisión para hablar con Greg—explico sin temor, recorriendo entre esquicitos besos hasta mi pecho, despojándome del aire en mis pulmones—Tu y yo nos divertiremos hoy— ronroneo pícaro y mordí mi labio con fuerza sintiendo sus fascinantes besos en contacto con mi piel.
-Nos causaras problemas— jadee agitada.
-Estaremos bien— rió subiendo de nuevo para mirarme profundamente y plantar un feroz beso en mis labios. Aquello me había dejado sin fuerzas para oponerme, enrede mis manos a su cabello atrayéndolo aun mas y nuestro beso se convertía en un acto más exigente.
-Me encantas— susurro entre besos y yo reía nerviosa, por el inmenso cosquilleo que abatía mis adentros.
......................................

Divagué algunos minutos, pensando detalladamente lo que utilizaría esa mañana para salir con Harry. Finalmente me duche, me vestí...
Salí para rondar por la habitación en mis últimos preparativos, para maquillarme y cepillar mi cabello mientras un insistente par de ojos me observaba atentamente al otro lado de la habitación.
-Que linda eres— dijo sin rodeos, y terminaba de cerrarse la camisa.
-Gracias—correspondí con timidez en la situación tan extraña en la que nos encontrábamos. El castaño sonrió con tranquilidad guiñando un ojo para continuar preparándose y en esos momentos yo perdía el pulso irremediablemente debido a la fatigante ansiedad.

Durante la mañana Harry me invito a un costoso restaurante en el centro de la ciudad. El lugar era demasiado ostentoso y deslumbrante, pero en verdad había sorprendido el hecho de que al chico no le hubiera preocupado costear esa cantidad de dinero. Por otro lado mis nervios eran sumamente notorios y más aun cuando el par de verdes esmeraldas me observaban a detalle, dejándome al borde de la histeria. A cada segundo sentía que cometería algún acto ridículo que me dejaría en vergüenza ante él. Pero intentaba bloquear esos pensamientos de mi mente, ya que no me ayudaban para nada en esos momentos.
-Aun tenemos mucho tiempo ¿Qué quieres hacer?— pregunto vacilante, manteniendo la mirada en la carretera y continuaba conduciendo con ruta perdida.
-Decide tu— inquirí sin ningún tipo de idea y Harry se mantuvo pensativo por varios segundos hasta que lo escuche resoplar formando una discreta sonrisa.
-Pues... hay una feria a un par de horas de aquí— sugirió torpemente y reí por ello.
-¿Hablas enserio?— pregunte confundida. En realidad, a mi me agradaban la ferias, sin embargo algo me decía que esos lugares no eran muy tentadores para alguien como Harry.
-Hablo enserio— afirmo divertido— Solo piénsalo... una feria... a las niñas les gustan esas cosas ¿No?— se burlo de inmediato y fruncí el ceño con frustración, pero el continuo despreocupado—vamos... podrías comer algodón dulce, subir a los juegos mecánicos e incluso podría comprarte uno de esos enormes osos que tanto les gustan a ustedes las niñas— remarco con el mismo tono fastidioso, pero en esta ocasión no pude evitar carcajear por su propuesta.
-Esos osos no se compran... debes ganarlos— explique con sabiduría y el castaño me miro enternecido.
-Podría ganarlo para ti— aseguro con extrema dulzura y desvié el rostro por el rubor que recorría mis mejillas instantáneamente.
-Bien— acepte ansiosa y el incesante cosquilleo desconectaba cada uno de mis sentidos.
.......................

-Te esperare aquí— carraspeo inseguro y reaccioné atónita al percatarme de su evidente temor.
-No te preocupes... no lo haremos si tienes miedo— murmure desviando la vista y forzando naturalidad con el fin de irritarlo.
-No tengo miedo cariño— carcajeo destilando seguridad y lo mire de vuelta, arqueando una ceja de forma retadora, a lo que el correspondió imitando mi acción.
-Pruébalo— demande severa y el continuaba riendo.
-No necesito probarte nada... y no puedo subir a uno de esos porque eh comido demasiado y no es recomendable que...— intento explicar pero yo me mantuve observándolo en el mismo tono burlón y él se detuvo frunciendo el ceño aparentemente disgustado.
-Bien... ¿quieres subir? subamos— acepto sin más escusas.
-Oh, si... pero yo quiero ese...— señale uno de los juegos mecánicos más grandes del lugar y Harry carcajeo tomando mi mano para dirigirse hacia el lugar señalado.
-No tengo miedo...— repitió y en solo unos minutos nos encontrábamos en nuestros asientos mientras un par de hombres nos colocaban los cinturones de seguridad y podía notar con facilidad el gran terror del inocente castaño a mi lado.
-Serán 3 caídas libres y estaremos de cabeza algunos segundos...— explique detenidamente— pero puedes tomar mi mano si tienes miedo— sugerí sonriendo y el acato a mi acción sin dudar.
-Quiero tomar tu mano mi amor... pero no es porque tenga miedo— aseguro en tono sereno y después de unos minutos más el juego dio inicio. Podía sentir la presión de Harry en mi mano en cuanto nos adentramos a una completa locura que ciertamente me había atemorizado incluso a mí, hasta que nos detuvimos de nuevo con la adrenalina sofocándonos.
Reí estrepitosa y Harry permanecía inmóvil a mi lado en cuanto los cinturones de seguridad se abrieron en automático permitiéndonos salir de ahí. La mano de Harry continuaba aprensada a la mía y sin demorarse ni un segundo más, jalo de mí con fuerza para llevarme prácticamente a rastras.

-Eso fue aterrador— acepto sin remedios y carcajee estruendosa abalanzándome contra él, sumamente enternecida por su actitud.
-Fue asombroso— lo contradije rodeando su cuello con mis brazos y sus manos se deslizaban a mi espalda baja sin represalia alguna.
-No lo hare de nuevo— se negó destilando pequeñas risitas y su corazón palpitaba desbocado contra mi pecho.
-Eres un cobarde— susurre burlona a su oído, poniéndome de puntas para jugar gustosa con el lóbulo de su oreja entre mis labios.
-_____, debes detenerte ahora mismo— ronroneo, ampliamente sensual, deslizando su tacto a mi trasero de forma despreocupado.
-Eres un pervertido Styles— reí contra su oído, tomando distancia para dejarlo con la ansiedad del momento. Harry me miro expectante con una gran sonrisa, plantando un fugaz beso en mi frente para luego tomar mi mano y guiarme a lo largo de la feria.

THE SADISTIC MINDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora