cap 4

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  Camine a lo largo del corredor con el rostro pálido y apenas podía mantenerme en pie. Había escapado de todo por algunos minutos para refugiarme en el baño e intentar estabilizar mi ritmo cardiaco, el cual me ahogaba en esos momentos. Sin embargo la dicha no me había durado demasiado ya que sabía que debía volver junto con Louis y Harry para encontrarnos con John.
Acomode mi cabello con torpeza, percatándome del descontrolado temblor en mis manos mientras recorría el extenso corredor. Pero una pequeña voz apareció a mis espaldas.
-¿Estás bien?— pregunto el chico de la mirada celeste que se detuvo a mi lado junto con el enrulado que lo acompañaba.
-Si— sonreí a medias obligándome a lucir natural.
-A todos nos impresiona al principio, pero te acostumbraras— sonrió amigable para entregarme una pequeña lata de soda gasificada— bébelo, te sentirás mejor— me animo comprensible y acepte apenada el tierno detalle.
-Gracias— musite poco audible y reanudamos nuestra marcha hasta la planta baja, donde encontraríamos a John. Sin dudas Louis era radicalmente diferente a Harry, ya que era un chico atento y educado.

-Elisa Di Bari...— señalo el hombre entregándonos los expedientes con los datos de la ultima desaparecida. Esta era la más importante de las víctimas, debido a que ella había logrado llamar a la policía unos momentos antes de su desaparición, la chica había mencionado a un hombre de aspecto sospechoso antes de que la llamada se cortara— necesito que entrevisten a la familia, investiguen los lugares a los que acudía, las personas con las que mantenía contacto— pidió John sin demasiados rodeos y finalmente se fue para dejarnos con la tarea a nuestros hombros.
-Bien... iremos en mi auto— suspiro Louis observando los papeles con la dirección de un bar donde trabajaba el padre de la chica.

Nos dirigimos hasta el lugar señalado en aquel barrio que ahora era altamente peligroso y una oleada de temor me invadía al instante.
-No querrás quedarte aquí sola, ¿o sí?... podrías ser la próxima víctima — se burlo Harry, después al encontrarme petrificada en la parte posterior del vehículo y Louis se alejaba rápidamente hasta la entrada del bar.
-No es divertido...— masculle empujándolo para apartarlo de la puerta y poder dirigirme velozmente tras de Louis, causando que el enrulado riera divertido por mi temor— Yo recomendaría que no te apartes...—prosiguió con un tono más serio mientras nos adentrábamos al espeluznante lugar.
-No planeaba hacerlo— murmure gélida al visualizar más detenidamente aquel sitio tan repulsivo en el que cientos de miradas se posaron en nosotros desde el momento en que cruzamos las puertas y otro gran porcentaje de ojos se iban dirigidos hacia mí en un tono vulgar y sucio.

-¿Señor Di Bari?—pregunto el educado chico de la mirada celeste, y el desgastado hombre regreso la vista para observarlo con gran atención.
-Depende de quién lo busque...— alargo poco amigable y en ese momento ambos chicos elevaron sus billeteras enseñando la brillante insignia del FBI.
-Oh... no esperaba que vinieran tan pronto— vacilo apoyándose de la barra para observar el pulido atuendo de mis acompañantes.
-Es nuestro trabajo señor— remarco Harry con el mismo tono vago que aquel sujeto.
-Claro... ¿Y qué quieren?— cuestiono sin interés, como si la razón de nuestra presencia no fuese obvia.
-Solo queremos hacerle algunas preguntas acerca de su hija— Louis suspiro apaciguado mientras nos acomodábamos en las sillas frente a la barra.
-¿Y no pedirán nada?— interrogo en señal de desacuerdo y me sorprendí por el desinterés del hombre, sin embargo el par de castaños parecían indiferentes a ello.
-3 cervezas— ordeno Harry con una tranquila sonrisa en el rostro.
-Bien, bien...—continuo el hombre acomodándose contra la barra para mirarnos atentamente, después de haber mandado nuestro pedido. Ambos chicos iniciaron su larga lista de preguntas y el sujeto aun se notaba despreocupado por el tema.
-¿Su hija tenia novio, señor Di Bari?... ¿o alguien que pudiese estar relacionado con su desaparición?— cuestiono el enrulado entregando un extendido sorbo a su bebida, la cual me hizo recordar que la mía continuaba intacta.
-¿Novio?— pregunto casi riendo— Para esa niña todos eran sus novios... ¿Pregúntese la razón de su muerte?—soltó amargo sin una sola gota de dolor.
-Aun no sabemos si está muerta... su cuerpo no ah sido hallado— replico Harry contradiciendo el veredicto del padre.
-Bien, le puedo asegurar que si lo está...— reitero el desagradable hombre y finalmente nos pusimos de pie para despedirnos, después de todo, no había mucho que él pudiese decir para ayudarnos con el caso.
Camine torpemente con la mirada al suelo y nos dirigíamos nuevamente hasta la entrada, pero un repentino brazo se interpuso en mi andar y eleve la vista para encontrarme con un par de ojos amorronados que me observaban maliciosamente.
-Hola linda ¿quieres beber algo?... Yo invito— ofreció un repulsivo sujeto en un torpe intento de seducción y me paralice sin aliento con el corazón acelerado, hasta que una voz intervino de inmediato.
-Lo siento caballero... ella viene con nosotros—aclaro un divertido enrulado que de inmediato me tomo del brazo para jalarme posesivamente— te dije que no te alejaras— rió junto con Louis por lo sucedido mientras nos alejábamos y simplemente no pude evitar sujetarme de su chaleco a causa del terror que me inundaba.
-Lo siento— titubee nerviosa antes de que saliéramos por la puerta y Harry me miro burlón rosando la palma de su mano en mi cabello para despeinarme.
-Tranquila niña, sobrevivirás— carcajeo por mi evidente pánico y yo lo solté al instante, desviando la vista con incomodidad para escapar al auto.

  Comenzaba a adaptarme a lo inimaginable. Me era más sencillo observar los sucesos a mí alrededor y en cierta forma me parecía agradable formar parte de ese grupo de personas para resolver el caso.
-Toma linda... despertaras con esto— aseguro el chico de cabello obscuro y tez pálida, entregándome una enorme taza de café.
-No tomo cafeína Kevin, gracias— murmure adormilada, pero su insistencia fue mayor.
-Pues parece que eso cambiara ahora—carcajeo dejando la taza en la mesa para sentarse plácidamente a mi lado, justo cuando un frustrado castaño apareció abruptamente por la puerta.
-Otro más Kevin...— dijo breve, pero aquello pareció ser suficiente para que el chico paliducho comprendiera, poniéndose inmediatamente de pie en actitud alarmada.
-¿Estas bromeando?— pregunto atragantándose con su bebida.
-Yo nunca bromeo— remarco el enrulado llegando hasta la mesa para sentarse al frente de nosotros y yo continuaba sin comprender.
-¿Qué sucedió?— pregunte confundida y Harry me miro por apenas un segundo antes de azotar un amplio grupo de papeles en la mesa.
-Any Milverton— murmuro deslizando los archivos y me congele al no reconocer ese nombre entre los antes mencionados de las víctimas.
-¿La asesinaron?— pregunte atolondrada tomando los papeles para analizarlos.
-Desapareció ayer por la noche— suspiro frotándose el rostro con ambas manos en señal de agotamiento— ahora son 13 chicas involucradas en el caso— mascullo serio y yo me habia paralizado sin saber que decir.
-18 años— musito Kevin observando la foto de la reciente chica mencionada.
La situación empeoraba y todo Cheshire se veía involucrado en el temor, la cuestión en esos momentos era, si el asesino planeaba seguir a lo largo de toda la ciudad o se limitaría a ese pequeño barrio. Y de ser así ¿Por qué? ¿Qué era lo que el tenia en contra de ese lugar? ¿Por qué lo había elegido con tanta dedicación?

Durante el resto del día escuche mencionar el nombre de Any Milverton, cientos de veces. Todos parecían adentrarse a la controversia y a la desesperación al no hallar pista alguna del asesino, tomando en cuenta que este era demasiado cuidadoso. No había señal alguna que nos indicara a la persona responsable.
Por otra parte, mi trabajo en esos momentos era hallar la forma de encontrar al culpable. Prácticamente debía infiltrarme en su mente y sus ideas para adivinar sus planes y comportamientos con el fin de atraparlo en el acto. Sin embargo, mi falta de experiencia hacia que eso me resultara casi imposible.

-Llévatelo a casa y léelo— ordeno el enrulado, nuevamente con aire de superioridad, entregándome el amplio expediente de la reciente chica desaparecida.
-Claro...— alargue sin demasiada firmeza y el pareció contrariado por ello.
-Hablo enserio— demando y lo fulmine con la mirada sin un solo gramo de tolerancia a su tono.
-Yo igual— Bufe amarga, era claro que ambos manteníamos nuestros acostumbrados comportamientos de odio—Hazte a un lado— farfulle sobrepasándolo y lo escuche suspirar con cansancio mientras yo me alejaba después de un largo día de trabajo.

Apenas tenía tiempo para mí misma, estaba demasiado atareada por la situación, era infinitamente exhausto trabajar en ese caso, y en más de una ocasión intente desistir, sin embargo sabia que eso no era correcto, debido a que me había comprometido a cumplir con lo estipulado desde un principio.
-Creo que te presionas demasiado— murmuro Sara, contemplando mi notorio rostro desgastado de las últimas semanas.
-Quizás...— alegue obviando irónicamente la opción.
Ambas nos encontrábamos esa mañana, recostadas en el gran sofá de la estancia. Era mi día libre y en lo único que podía pensar era en que aun no leía el último expediente de Any Milverton.
-Deberías relajarte ____— propuso pensativa y la mire suponiendo que planeaba algo.
-¿Qué sugieres?— pregunte divertida en el instante en que ella se puso en pie y casi de inmediato la vi formar una tonta sonrisa.

THE SADISTIC MINDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora