El domingo volví a eso de las siete a mi casa.
Había tenido un excelente fin de semana y traía conmigo una sonrisa gigante en la cara.
Pero lo bueno nunca dura para siempre.
Madre se dio cuenta que había mentido.
Y fue inevitable hablarle de ti.
Me costó enormemente descifrar su reacción
Hasta que entendí que lo que sentía era miedo.
Miedo en su momento no entendí (y que ahora lo hago perfectamente)
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Sebastián
Short StoryA veces no hay próxima vez, a veces no hay segundas oportunidades, a veces es ahora o nunca.