Llegué por cuenta propia a tu departamento.
Y ahí estabas tú, pero había algo distinto en ti.
Tu mirada era distante.
Y tu sonrisa ya no me transmitía más que hipocresía.
No pregunté nada.
No quise insistir.
Ya me había dado cuenta hace rato, que contigo, era mejor no preguntar nada.
Mientras menos sabía, menos daño me hacía.
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Sebastián
ContoA veces no hay próxima vez, a veces no hay segundas oportunidades, a veces es ahora o nunca.