Pasaron semanas y como de costumbre, volví a tu apartamento.
Otra vez querías irte de fiesta, y bueno, acepté con gusto.
Sabías que me gustaba salir contigo.
Y también sabías que te acompañaría hasta el fin del mundo si me lo pidieras.
Pero esta vez no estábamos solos.
Llevaste a tu amigo.
La verdad no me incomodaba conocer tu mundo.
Me hacia mucha ilusión que estuvieras de alguna forma integrándome a lo que frecuentabas comúnmente.
Pero de haber sabido a lo que me llevaría esa noche, jamás te hubiera visitado ese fin de semana.
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Sebastián
NouvellesA veces no hay próxima vez, a veces no hay segundas oportunidades, a veces es ahora o nunca.