Al llegar a mi casa, me fui directamente a la ducha.
Y lloré.
Lloré como nunca lo había hecho.
Algo en mi había cambiado esa maldita noche.
Me sentía sucio.
Tonto.
Y avergonzado.
Ya no me sentía cómodo ni siquiera en mi propio cuerpo.
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Sebastián
Short StoryA veces no hay próxima vez, a veces no hay segundas oportunidades, a veces es ahora o nunca.