Luego de unas dos horas, dijiste que te molestaba la luz que se colaba por tu ventana.
Amablemente me ofrecí a cerrar tus cortinas.
Sorpresa fue cuando al volver a girarme, te encontré recostado en el lugar donde estuve anteriormente.
No supe que hacer.
Por dentro las ganas de acomodarme a tu lado eran gigantes, pero no estaba seguro si era lo correcto.
Si era lo que tú querías.
Evitando cualquier situación incomoda, tomé tu lugar, a los pies de la cama.
Pero ahí fue cuando tu dijiste que me acercara a ti.
Te hice caso por inercia.
Y al instante de llegar a tu lado, me abrazaste y apoyaste tu cabeza en mi pecho.
Me derretí al segundo.
Comencé a acariciarte el cabello y dirigí mi mirada hacia ti.
Específicamente a esos lindos y carnosos labios.
¿Que pasaría si lo beso? - pensé.
Al parecer, te diste cuenta de mis pensamientos y sonreiste.
Poco a poco caí en cuenta que tu cara se acercaban más y más, hasta que sin previo aviso, te apoderaste completamente de mis labios.
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Sebastián
Short StoryA veces no hay próxima vez, a veces no hay segundas oportunidades, a veces es ahora o nunca.